La decisión de que el Rey no acuda a Barcelona a la entrega de despachos a los nuevos jueces, como era tradicional, ha revuelto las aguas de la derecha, siempre dispuesta a la marejada y a la tormenta cuando se trata de golpear al Gobierno.

Una determinación arropada con argumentos poco convincentes, como la seguridad del jefe del Estado o la no inclusión del acto en las previsiones de la Casa Real. Esas justificaciones tampoco han convencido a los medios conservadores que ven, tras la ausencia real, turbios intereses del Ejecutivo para acordar los Presupuestos con los independentistas catalanes, a quienes no les gusta la presencia en Cataluña de Felipe VI.

Además, la dinámica judicial indica que está a punto de conocerse la sentencia que puede inhabilitar por 15 meses a Quim Torra. Si la decisión de los magistrados es contraria al President, las acciones violentas de los grupos radicales -tema recurrente y ya sabido- estarían a la vuelta de la esquina. Está implícito, además, el asunto de la judicialización para resolver problemas políticos, criticado por muchos juristas, que azuzó el Ejecutivo de Mariano Rajoy Brey.

De esa injerencia política en los asuntos legales da buena muestra el conflicto que ha protagonizado el teniente fiscal del Tribunal Supremo, Luis Navajas, cuando denunció en un programa de radio que dos fiscales fueron a su despacho para intentar influirle en cómo debía enfocar el informe sobre las 21 querellas presentadas contra el Gobierno por la gestión de la pandemia. Dijo que "son fiscales de altísima consideración pero en este sentido están contaminados ideológicamente”, y “yo con esa tropa no podía entrar a debatir a que me dieran su consejo".

Navajas, un hombre considerado ecuánime, tranquilo, que se ha mantenido en el puesto durante la égida de cinco fiscales generales, decidió que hasta allí podíamos llegar y lo contó, desvelando incluso el nombre de uno de los que le habían abordado, la ex fiscal general del Estado con el PP, Consuelo Madrigal. 

A Madrigal la inspección fiscal le investiga por un artículo en que criticaba la gestión del Gobierno en la pandemia. El fiscal, que es un hombre de derecho, aclaró que no respalda al Gobierno en sus actuaciones, que tiene presente a las víctimas y que considera que su reparación debe llegar, pero no por la vía penal.

Como siempre que en la Justicia alguien saca los pies del plato, los mismos medios conservadores que critican que el Rey no vaya a la Ciudad Condal, le están llamando de todo al fiscal Navajas. Aludiendo a las fuentes anónimas habituales, le acusan de declaraciones impropias de su posición institucional y le convierten de ofendido en ofensor. A mi juicio, habría que dar gracias al fiscal por decir en voz alta y clara lo que los ciudadanos nos tememos, pero que nunca nos cuenta nadie. El teniente fiscal del Supremo, Luis Navajas, debe resistir porque le ampara la razón.