Juan Carlos I ha devuelto a los empresarios los préstamos que le prestaron para saldar sus deudas fiscales. Los problemas con el fisco español han sido una constante por parte del rey emérito en los últimos años, y ahí estuvo un grupo de empresarios, con los que ahora habría saldado las deudas, para que el antiguo Jefe de Estado pudiera solventarlos.
De esta manera informa esta semana el diario El Mundo, que cuenta, atendiendo a fuentes del entorno del monarca, que éste habría obtenido el dinero de los ingresos generados como residente en Emiratos Árabes. El montante habría venido, principalmente, de la venta de sus derechos para la realización de documentales sobre su vida y de la intermediación en operaciones comerciales. Cabe destacar que las mismas no pueden ser rastreadas y verificadas por la Agencia Tributaria, dado que no es residente fiscal en nuestro país.
Hay que recordar que Juan Carlos I ya afrontó a finales de 2020 y principios de 2021 regularizaciones fiscales que superaron conjuntamente los cuatro millones de euros. Aquella deuda tenía que ver con los viajes privados por importe de 8 millones de euros que sufragó a través de una fundación que lideraba su primo Álvaro de Orleans y que de nuevo ocultó al ente público.
Antes de aquello, el rey Juan Carlos se vio obligado a llevar otra regularización, esa vez por valor de 680.000 euros, por los regalos que le hizo el empresario mexicano Allen Sanginés-Krause, a la postre considerados incremento patrimonial no justificado por la Fiscalía.
Problemas de Juan Carlos I con la Fiscalía
Juan Carlos I arrastra varios problemas con la Hacienda Pública desde su etapa en Abu Dabi, y anteriormente. En junio de 2022, por ejemplo, fue investigado por el regalo de cacerías -entre otras cosas- entre 2014 y 2018. Es decir, tras su abdicación.
Aquella cuestión la solventó con el pago de una sanción administrativa por debajo de los 500.000 euros y decidió trasladar su residencia fiscal fuera de España para dejar de estar en el punto de mira de la Agencia Tributaria española.
Firma con empresarios
Los asesores jurídicos indicaron a Juan Carlos I que la manera de poder hacer frente a las deudas era, precisamente, la firma de préstamos con empresarios de confianza y gente de la aristocracia que debería devolver respetando unos tiempos para que la problemática no fuera a más.
En un principio se descaró la donación de fondos, gravada con un 40% de impuestos, dado que ello, tal y como destaca el medio mencionado, podía dificultarle más las cosas con Hacienda en el supuesto de que se consideraran regalos con motivo de su ascendencia.
Por lo tanto, terminó por acudir a empresarios para solventar sus deudas; un grupo de personas que prefirió mantenerse en el anonimato. En ese escenario, existía el riesgo para el padre de Felipe VI de que se tratara de préstamos ficticios, lo cual no sería así, por lo que este riesgo desaparecería.
En el pasado, la Fiscalía concluyó que un movimiento de esas características que involucraba a Juan Calos I era constitutivo de delito. La situación obedece a una operación con la infanta Cristina de Borbón, cuando el rey le regaló 1,2 millones de euros para que se comprara un palacete de lujo con Iñaki Urdangarín -entonces eran pareja- en una lujosa zona de Pedralbes (Barcelona).
El banco denegó el crédito a su hija, pero el Jefe de Estado lo desembolsó. La cuantía, de 9 millones de euros, fue investigada en el marco del caso Nóos. El protagonista de estas líneas se amparó en el artículo 305.4 del Código Penal, el cual establece que “se considerará regularizada la situación tributaria cuando se haya procedido por obligado al tributario al completo reconocimiento y pago de la deuda tributaria”.
No obstante, la regularización resultó muy controvertida dado que tenía que llevarse a cabo antes de que el involucrado tuviera constancia de que estaba siendo investigado, y la Fiscalía le había notificado unas diligencias de investigación contra él que los asesores optaron por no recepcionar. Esto provocó que, a efectos prácticos, nunca fue informado.