Normalmente en la presentación de un libro confirman plaza 300 personas y acaban asistiendo 50. Con Iván Redondo en la sala la ecuación se invierte hasta el punto de dejar a políticos, líderes de opinión y empresarios de pie, sin asiento, ganándose el perdón público del otrora jefe de Gabinete del presidente del Gobierno. Acompañado de Toni Bolaño, autor de Moncloa. Iván Redondo. La política o el arte de lo que no se ve (Ediciones Península), Susanna Griso y Raúl del Pozo, el spin doctor más conocido del país no ha dejado puntada sin hilo en el hotel Westin Palace de Madrid, a escasos metros del Congreso de los Diputados, donde se fraguó su leyenda tras la primera moción de censura fructífera de nuestra democracia.

Presentado por Raúl del Pozo como “un aventurero nacido en un barrio de pescadores que pasó por los jesuitas y sus primeros duros los ganó vendiendo palomitas”, a Iván Redondo se le ama o se le odia. A medio caballo entre la locura de la genialidad y la prepotencia del narcisista, el ministro sin ministerio por decisión propia -o eso dice él- acabó defenestrado el pasado 10 de julio no se sabe si por voluntad de Pedro Sánchez o pese a la voluntad de Pedro Sánchez. Él asegura que pidió salir hasta en tres ocasiones porque “un día en política es como una semana para cualquiera”. Toni Bolaño, autor de la obra biográfica, asegura que enviados de presidencia trataron de retenerlo incluso cuando su destitución ya había sido anunciada.

“Yo le dije el 5 de mayo al presidente que me iba y la última semana hubo un último intento para que me quedase. Hay que saber dejar marchar”, ha asegurado este miércoles Redondo. “No es cierto que yo quisiese ser ministro de la Presidencia. Él me ofreció dos veces ser ministro. ¿Por qué dije que no? Yo soy independiente, he trabajado para PSOE y PP y en ambos sitios acredito resultados”, ha proseguido.

Sabedor de que en política todos estamos de paso, Redondo expone que hay que saber decir adiós. Y lo cierto es que lo ha hecho a la altura del personaje: sin insultos, sin caer en la provocación, con la mirada del que entiende que a veces se gana y otras se pierde, pero independientemente del momento de gracia siempre habrá quien trate de enterrar tu legado a cambio de un hueco en el relato.

Es conocido que Redondo no era apreciado en Ferraz. El PSOE quería a su secretario general atado por el aparato, dependiente de lo orgánico, pero la presencia del jefe de Gabinete elegido por Sánchez -independiente, ex del PP y uno de los culpables de que Fernández Vara perdiera la Junta de Extremadura- lastraba esas voluntades y profesionalizaba la ejecución de un modo anglosajón, pero poco práctico para el partido.

Cuentan los mentideros de La Moncloa que más de uno se ha sentido aliviado por la marcha de Redondo. Si el amor por el protagonista de la cita ha de medirse por la asistencia a su multitudinario evento de este miércoles en el corazón de Madrid, las ausencias han dado buena fe de que el Gobierno y el PSOE prefieren mirar al futuro que al pasado. Sí que estaban presentes, en cambio, diversos miembros del Partido Popular, como Borja Sémper, José Antonio Monago o José Luis Ayllón.

“El PP necesita un Iván Redondo”

Esta frase se ha escuchado más veces en Génova 13 de las que hubiera querido Teodoro García Egea, secretario general del PP y número dos de Pablo Casado. Especialmente dañinas son estas palabras cuando los populares renunciaron a Iván Redondo en varias ocasiones, tal y como se explica en el libro de Bolaño. Fue José Manuel García-Margallo, que algo sabe de política, quien pidió al entorno cercano de Mariano Rajoy que se fijasen en él. Nadie le hizo caso.

Sin embargo, si se compara a alguien con Iván Redondo en el relato periodístico ese es Miguel Ángel Rodríguez, su homólogo con Isabel Díaz Ayuso. La presidenta de la Comunidad de Madrid no hace nada sin consultarlo con su mano derecha, con su jefe de Gabinete, con su propia sombra. De MAR se dice que es impetuoso, directo, con el cuchillo entre los dientes; de Iván que actúa con sigilo, de forma reposada, con reflexión y análisis de situación. Dos estilos contrapuestos que demuestran que no existe un solo manual de la perversión.

Ángel Gabilondo es una persona no válida, pero a título particular, como amigo, te involucras. Las cosas suceden así. Puedes ganar dos años antes y no ganar dos años después. El fracaso enseña lo que el éxito oculta. Mi papel fue pequeño y la campaña la dirigió el PSM. Lo apoyamos, pero esto es Fórmula 1: si el coche no da, no da. Hay que reconocer que la campaña de Ayuso fue chapeau. Miguel Ángel Rodríguez siempre ha sido mi amigo. Él me dice que soy un crack. Yo le contesto que él lo es más. Así nos pasamos el día”, ha explicado, relatando cómo fue la campaña de las elecciones del 4-M en la Comunidad de Madrid y cuál es la relación con el que muchos consideran su gran rival tras el telón.

El futuro del país y Yolanda Díaz

“Evidentemente no estoy asesorando a Yolanda Díaz”. Con esta frase despejaba cualquier tipo de duda sobre su actividad laboral en estos momentos. Dudas que son razonables teniendo en cuenta que las últimas semanas, después de decir que se tiraría por un barranco por Pedro Sánchez, se ha paseado por platós de televisión alabando a la ministra de Trabajo, asegurando que la partida está más reñida de lo que dice el CIS y asegurando que en un medio plazo la gallega puede convertirse en la primera mujer que lidere el Ejecutivo.  

“Yo creo que tres personas pueden ser presidente del Gobierno: Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, Casado, líder de la oposición, y Yolanda Díaz, líder de las personas inferiores a 45 años. La fidelidad del voto es bajísima, nunca lo ha sido tanto. La última vez que pasó esto apareció el 15M, y hay que atender a los nativos digitales. El partido está abierto”, ha indicado.

Especial mención ha hecho a la situación que atraviesa la gente joven. Decepcionados pero involucrados, Redondo cree que el primer partido que se dé cuenta de que es necesaria una transformación que los haga partícipes se llevará el gato al agua: “A la gente joven se le está diciendo que vivirán peor que sus padres y sus abuelos. ¿Por qué van a resignarse? No deberían hacerlo”.

Y es precisamente la opinión joven lo que ha llevado a Redondo a asegurar que ahora mismo no hay un reino, ya que la monarquía está más discutida que nunca y la gente joven le da una consideración en blanco y negro. ¿Cómo arreglarlo? Acercando la monarquía a la calle. Modificando la Constitución -algo que ha dicho que nunca se producirá-. Permitiendo un referéndum y ganándolo. ¿Es factible? “Nunca dirigiré la campaña de un referéndum, porque no se producirá, pero me encantaría: ¿monarquía o república? Me gustaría defender a la monarquía parlamentaria, aunque soy republicano y nací el 14 de abril”.

Juventud y monarquía aparte, el ex jefe de Gabinete del presidente del Gobierno lo tiene claro: “Las próximas elecciones tienen un único slogan: España. El partido que construya un mejor proyecto de futuro para el país se llevará el gato al agua”. Sobre Sánchez, ha especificado que debe seguir jugando al ataque, no tener miedo, cambiar los temores por la audacia -como ya hiciera en su momento de su mano-: “Los acontecimientos políticos provocan causas políticas. La derrota te hace parecer gracioso, pero la victoria te hace parecer atractivo. ¿Quién será el primero que anticipará elecciones? Podría ser Ximo Puig. O Andalucía. Pero hay que medir el contexto, ya que tenemos temas como la inflación que pueden cambiar las reglas del partido”.

Vox está creciendo y seguirá haciéndolo. Es una marca nueva frente a una vieja. El PP está por delante solo por una cosa: por los 400.000 votos que le llegan desde el PSOE de mayores de 65”, ha indicado. Sin embargo, como mensaje final y clarificador -teniendo en cuenta su coqueteo indiscriminado con Yolanda Díaz- ha querido volver a reivindicar el peso de la juventud en los próximos comicios: “ En 24 meses se puede volver a montar un 15M. Los jóvenes nos escuchan, tienen ilusión, no se la quites. Lánzate a una transformación. O los integras tú o se formarán nuevas formaciones. Las nietas se parecen a las abuelas. Yo siempre me he preguntado qué pensaban los más jóvenes. Creedme, ahí está la respuesta de lo que pasará”.