Se le ha visto en Hungría, en Palma de Mallorca, en la calle Ferraz, frente a la sede del PSOE en Madrid, en las protestas contra la amnistía en el municipio vallisoletano de Tordesillas o en Burgos y también ante a la sede de los socialistas en Valladolid capital, coreando “Noviembre nacional”, “fuera MENAS de nuestros barrios”, “puto rojo el que no bote” o “las lecheras a las fronteras”, megáfono en mano, haciéndose fotos y alentando las concentraciones de ultraderecha, en abierto activismo contra la amnistía.

Es Juan García-Gallardo Frings, el vicepresidente del Gobierno de Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León, número dos de la comunidad autónoma, cargo por el que cobra casi 80.000 euros al año, si bien, durante el mes de noviembre ha trabajado como activista de su partido, Vox, contra los acuerdos de investidura firmados por Pedro Sánchez, alentando, codo a codo con Santiago Abascal, los escraches masivos a las sedes socialistas.

Actitud “impropia”, “indigna” e “infame”

Sus movimientos durante estos quince días no sólo los ha detallado a la prensa de Castilla y León su equipo de comunicación, sino que él mismo los ha compartido en su cuenta en Twitter, en la que se presenta como  “vicepresidente”, si bien, constantemente, comparte vídeos y fotos como activista, de las protestas violentas ante Ferraz y las consignas de su líder, Santiago Abascal, instando a la Policía Nacional a desobedecer órdenes.

El asunto no es novedoso, puesto que también se produjo en las últimas elecciones municipales y autonómicas de mayo, durante las que fue imposible discernir entre su escasa labor institucional, por la que ingresa una cuantiosa suma mensual a cargo de los bolsillos de los castellanos y leoneses, y su activismo partidista, para cuya difusión utiliza los medios públicos de la Junta de Castilla y León.

Este martes, en las Cortes de Castilla y León, PSOE y Podemos han interpelado al propio vicepresidente, así como al portavoz del presidente Mañueco, sobre esa actitud, que consideran antagónica a la institucional a la que se debe y por la que ingresa un sueldo público cada día, “incluso cuando se quita la corbata”, ha incidido la procuradora socialista Ana Sánchez, puesto que su única función, como vicepresidente “sin cartera ni funciones” es la de representar a la Comunidad Autónoma, y no a su partido.

Sánchez y el procurador de Podemos, Pablo Fernández, han calificado la actitud de Gallardo en las últimas semanas, a pie de protesta, como “impropia” de un vicepresidente del Gobierno autonómico, “indigna” e “infame”, achacándole haber presumido de ahorrar en presupuesto mientras su departamento, sin competencias y con el único objetivo de representar a Castilla y León, cuesta 1.200.000 euros a los castellanos y leoneses, mientras que su trabajo este mes se ha limitado a secundar las arengas de los de extrema derecha ante las sedes del PSOE.

“Un mandril megáfono en mano”

El procurador de Podemos ha comparado a Gallardo con “un mandril, megáfono en mano -con perdón a los mandriles”, ha dicho, lanzando consignas contra los inmigrantes o “los rojos” y acosando a periodistas; y tanto PSOE como Podemos han señalado al propio presidente de Castilla y León, del PP, como responsable de mantener al ultra en su puesto. “Son iguales”, ha dicho Sánchez.

Gallardo, por su parte, se ha defendido, del mismo modo que el portavoz del Gobierno de Mañueco, Carlos Fernández Carriedo, tirando balones fuera, es decir: atacando al Gobierno de Pedro Sánchez y su acuerdo de investidura con los independentistas, pero sin responder a la cuestión que se les planteaba.

El deporte como instrumento partidista

Nadie sabe -todavía- si en sus viajes a Tordesillas, a Burgos, a Palma o a Madrid para acompañar a su líder y acólitos, el vicepresidente Gallardo utiliza también los recursos públicos para su desplazamiento o manutención, pero lo cierto es que, tras la noche del lunes, día 6, cuando acudió a la protesta en Ferraz tras varios días sin agenda institucional, canceló el acto que tenía previsto para la mañana siguiente.

En esa agenda, vacía desde principios de mes, conviene subrayar el acto en el que participó el martes, día 14, en Valladolid, como número dos del Gobierno Autonómico.

Se trataba de la entrega de los premios Pódium, de la Consejería de Cultura y Deporte que también dirige Vox en Castilla y León, durante los que Gallardo reiteró su teoría sobre el “golpe de estado” que está sufriendo España a manos del PSOE y su secretario general, Pedro Sánchez, y aprovechó su intervención para mitinear, de nuevo, contra el acuerdo de investidura.

“El deporte se rige por unas normas, por una igualdad de armas, por tener árbitros imparciales, y unas instituciones que garanticen que las normas se cumplen igual para todos”, dijo Gallardo en el Auditorio Miguel Delibes. “Y así debe ser en cualquier sociedad civilizada. Y vemos que eso no es la España de hoy en día. Hoy asistimos con mucha tristeza, y con honda preocupación, a una deriva totalitaria en España, en la que vemos que la ley no se aplica por igual a todos”.

Y remató afirmando que hará todo lo que esté en su mano para detener “el golpe institucional que está promoviendo el PSOE desde el Gobierno en funciones”.

Sin arrugarse, respondió a las críticas de la oposición acerca de su presencia en estos actos de partido, de forma incesante, en las últimas dos semanas:  “Si estuviera en cálculos personales egoístas, tratando de cuidar mi apariencia como político, pensando en las próximas elecciones, quizás no estaría con los españoles que se manifiestan pacíficamente ante las sedes del PSOE, pero no estoy en eso. Estoy en acompañar, como uno más, a los españoles que están gritando para evitar que se consume el golpe”.

*Los vídeos del montaje que acompaña a este artículo han sido extraídos del Pleno de las Cortes y la cuenta de Twitter del vicepresidente Gallardo