No hay fumata blanca en el Vaticano, pero sí en la Carrera de San Jerónimo y con trasfondo. El Congreso de los Diputados ha convalidado el Real Decreto Ley para paliar las consecuencias de los aranceles de la Administración de Donald Trump -actualmente en stand by-. Lo ha hecho con el voto a favor de Junts Per Catalunya. El pleno se reanudo con el ya habitual runrún de los neoconvergentes, entremezclado con la sonoridad del portazo del Partido Popular. Alberto Núñez Feijóo ha llevado a sus siglas al rincón euroescéptico junto a Vox y la cohorte de fuerzas que respaldan al magnate, a pesar de que en Moncloa aseguran que la sintonía entre el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, y el portavoz económico de Génova, Juan Bravo, sigue intacta. Por su parte, Podemos se ha resistido a emitir un voto favorable y se queda en la abstención técnica.
El Gobierno era un mar de dudas tras concluir la maratoniana sesión de este miércoles, capitalizada por la doble comparecencia de Pedro Sánchez por el apagón y el incremento del gasto militar. Los inputs que se filtraban por las paredes de la Moncloa apuntaban a Junts. El foco volvía sobre los siete diputados de Carles Puigdemont, pero con la reanudación del Pleno este jueves, en plena incursión del debate para la convalidación del plan del Ejecutivo contra los aranceles de Trump, el parlamentario neoconvergente Josep Maria Cruset disipaba los nubarrones en el Consejo de Ministros y confirmaba el voto favorable de su grupo: “Si se negocia con nosotros con rigurosidad y se cumplen los acuerdos, Junts también cumple”.
Despejada la incógnita, el ministro tomó la palabra antes de pasar al siguiente punto del día para dar su agradecimiento a los grupos que han dado el ‘sí’ a un decreto que bebe del “diálogo y de la unidad de acción”. Para las formaciones que han rechazado el plan antia aranceles, Cuerpo ha dejado claro que mantiene la “mano tendida” para seguir mejorando el desarrollo de las siguientes capas de una respuesta que considera “imperativa” ante un entorno “complejo, dinámico y cambiante”.
Diálogo abierto
Y es que este real decreto supone un “punto de partida” que se irá moldeando a la medida de un camino de “enorme incertidumbre”. Se ira complementando, según ha desgranado el propio Cuerpo, con arreglo a actuaciones que reclamen las empresas y organizaciones al Gobierno en el marco del diálogo y acorde a los cinco grupos de trabajo que se han creado -bienes agroalimentarios, bienes de consumo, bienes de equipo y material eléctrico, productos industriales, química y medicamentos-.
Algunas de las medidas que se solicitan, además, están supeditadas al ámbito europeo, como las iniciativas que dan cobertura al sector del acero para evitar cuestiones dañinas como la desviación del comercio en el escenario actual. Pero también a nivel doméstico, con palancas complementarias como avances en el desarrollo de herramientas, instrumentos o medidas que apoyen la competitividad a través de la reducción de la simplificación normativa y reducción de barreras administrativas.
Cuerpo ha resaltado la coordinación con las comunidades autónomas, así como entidades locales en el marco del Régimen 20, con especial atención a las “especificidades y competencias de cada uno en este ámbito”. Remarcando la complejidad que deriva del contexto geopolítico actual y su impacto en los niveles de incertidumbre, ha ensalzado un plan de respuesta y relanzamiento comercial que se puso en marcha “de manera inmediata”. De hecho, ha subrayado que España fue el primer país de la Unión Europea en actuar para que el “tejido productivo” y los trabajadores contaran con una “red de apoyo preventiva” desde el minuto uno y que pudieran hacer frente a una escena “incierta y volátil”.
La pausa de 90 días anunciada por Donald Trump no elude la aplicación generalizada de un 10% al que hay agregar otro 25% que ya se había impuesto al acero, aluminio y productos derivados, así como el 25% al sector automovilístico que, a su vez, ya está notándose en firmas norteamericanas. Así las cosas, y a pesar de que España sufre una menor exposición en términos agregados que otros estados miembros, se puso en marcha este plan ante los efectos que repercutirán “de forma variable” entre empresas, sectores o incluso regiones”.
Portazo ‘nuclear’ del PP
Para variar, el real decreto no ha recibido un apoyo mayor por el desmarque el Partido Popular inició semanas atrás. Pese a las buenas maneras de las primeras tomas de contacto con Moncloa, el líder del principal partido de la oposición accionó el botón rojo para que su emisario en la negociación con el Ejecutivo, Juan Bravo, escenificara una semi ruptura. Primero, bajo la excusa de un acuerdo suscrito con Junts para que el 25% de las ayudas antiaranceles fuesen para Cataluña. Y más recientemente, aprovechando el apagón, para reactivar el debate de las centrales nucleares.
Las reuniones con Génova fueron intensas e incluso en un primer momento, la “sintonía” era tan buena con Moncloa que se abrieron a apoyar el real decreto. Se atisbaba un Pacto de Estado que el apagón cortocircuitó y así quedó patente tanto en la sesión del miércoles, con un Feijóo elevando el tono contra la “inacción” del Gobierno y este mismo jueves, con Bravo cuestionando las explicaciones del Ejecutivo. Algo que ya sugirió este lunes, en entrevistas ofrecidas a los medios de comunicación: “No lo han explicado”. El portavoz económico popular denuncia además que la receta de Cuerpo se basa en “deuda, préstamo y avales”.
La narrativa cambia intramuros de Moncloa, desde donde denuncian el doble juego que está aplicando el Partido Popular. De hecho, remarcan que la “sintonía” con el negociador conservador sigue siendo buena. “No se ha roto”, precisan voces en el Ejecutivo, que entienden que la estrategia de los conservadores responde a una estratagema puramente “política”. Especialmente porque no creen que se pueda ampliar la vida de las nucleares, como exigen ahora los de Feijóo, con un mero párrafo en el real decreto antiaranceles.
Abstención de Podemos
En el caso de Podemos, la situación es distinta. Los morados eludieron una respuesta clara en los días previos a la votación, aunque las pistas que dejaban por el camino guiaban a la puerta de la abstención técnica. Y así ha ocurrido finalmente. El diputado Javier Sánchez Serna justificaba la postura de su grupo con base a las debilidades del plan del Gobierno. “Hay cosas que están mal enfocadas”, abrochó el parlamentario del Grupo Mixto durante su intervención, apuntando a que el grueso del articulado se centra en la situación de las empresas potencialmente afectadas por los gravámenes para suministrarles financiación a través de créditos ICO.
Sin embargo, Podemos defiende que España es un “país fundamentalmente importador de los Estados Unidos”, aunque en caso de que cristalizase una guerra arancelaria, uno de los impactos más contundentes lo recibirían los “precios de los productos”. Lo cual, ha apostillado Sánchez Serna, elevaría la “inflación”. Por ello, defienden la necesidad de incorporar un precio máximo a productos de primera necesidad. “Si Trump quiere debilitar nuestra economía con aranceles, hay que responder con determinación”, remató.