El expresidente del Gobierno, Felipe González, fiel a su estilo, irrumpe en el debate político, centralizado ahora en los pactos postelectorales. El histórico líder del Partido Socialista, que no ha abierto la boca sobre los pactos del Partido Popular con la ultraderecha en territorios como la Comunidad Valenciana o Extremadura, ha alimentado la exigencia de Alberto Núñez Feijóo de dejar gobernar a la lista más votada para evitar el "bloqueo constante". 

González ha escudriñado la actualidad política -no toda- en el prólogo monográfico de Nueva Revista, editada por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), en colaboración con la fundación del propio ex presidente del Gobierno. En los párrafos escritos por el exdirigente socialista aboga por lo que cataloga como los “pactos de centralidad”, cuya ruptura comporta no solo el debilitamiento del país, sino también su “polarización y la pérdida de la fuerza y credibilidad” a escala interna, pero también en el plano internacional. Considera que este es el escenario actual e insta a las dos grandes formaciones a “buscar soluciones”. No obstante, estas alimentan las pretensiones del presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, puesto que aboga por dejar gobernar a la lista más votada si no hubiera una mayoría alternativa.

“¿Qué pedimos a cambio de permitir gobernar? No pedir nada. Si no pides nada, tendrán que llegar a acuerdos en cada proyecto de ley y en el presupuesto”, justifica el ex jefe del Ejecutivo socialista, quien ha optado por no establecer una valoración en la política de pactos del Partido Popular con la ultraderecha. El “bloqueo político” que augura el expresidente amenaza los grandes acuerdos entre las dos principales fuerzas del país. En este sentido, González sostiene que los ciudadanos sienten un “enorme alivio cuando ven que, en lugar de estar peleando por cuestiones personales y por destruir al otro, los políticos se ponen de acuerdo”. En Ferraz sostienen que este escenario es imposible, debido en gran medida porque el argumentario de Génova limita las opciones de conformar un nuevo Gobierno al “PP o al PP”, además de que los populares ya han dejado claro que Vox es su socio preferente.

Contra el populismo

Las tesis de González sostienen que la democracia en sí misma está en peligro, a tenor del escenario previamente esbozado por el propio exlíder socialista. En la presentación del monográfico, el histórico líder del PSOE ha subrayado, a modo de ejemplo, que ni Maduro ni Ortega “necesitan pactar”. De este modo, establece la línea diferencial entre un estado democrático y el totalitarismo, justificando que el primer modelo se sostiene en pactos entre las diferentes fuerzas “para poder seguir conviviendo en paz y en libertad”. De hecho, siguiendo su instinto antipopulista, ha cargado contra las formaciones que se aferran a este estilo porque se limitan a aportar “respuestas simples a problemas complejos”.

González sugiere, en clave interna para el Partido Socialista, una petición para evitar la voladura de puentes con los valores socialistas del pasado: “Tenemos que renovar nuestra caja de herramientas, pero no podemos abandonar nuestra historia, porque eso significa abandonar nuestra identidad y de dónde venimos”, sugiere el ex líder del PSOE, quien al mismo tiempo expone que el pasado de la formación condiciona su futuro. “Hay espacios para hacerlo”, ha percutido un Felipe González, que ha ejemplificado sus palabras en base al lema del Partido Socialista de Portugal para la celebración de su 50 aniversario.

Enmienda a la totalidad

La posición de González contrasta con el modo de pensar de otro expresidente socialista, José Luis Rodríguez Zapatero. El histórico líder, en una entrevista concedida a TV3 y recogida por ElPlural.com, ha explicado el motivo por el cual ve "impensable" que la formación del puño y la rosa se abstuviera en el caso de que Alberto Núñez Feijóo dependiera de la ultraderecha.

”No veo este escenario bajo ningún concepto. El PSOE lo hizo una vez con Mariano Rajoy para no repetir unas terceras elecciones y nos costó un desgarro interno. De hecho, Pedro Sánchez protagonizó la posición contraria, y lo que es más importante, el PP jamás nos lo reconoció. Sánchez tuvo que repetir elecciones y ni siquiera se le ocurrió al PP una abstención",  ha explicado el ex jefe del Ejecutivo, quien ve a los socialistas como primera fuerza política tras el paso por las urnas y se podrá reeditar un Gobierno de coalición; esta vez con Sumar como coprotagonistas. "Estamos viendo ya al PP a la defensiva. Los fundamentos de ese 'antisanchismo' son débiles, de arena. No tienen sustento ni fortaleza", ha aseverado, al tiempo que exhibía su preocupación por la “radicalización de la derecha y su tono de negacionista”.