El PP hizo acto de contrición tras una sesión de control en la que Pablo Casado obvió la tregua con el Gobierno. Primero, Alberto Núñez Feijóo adoptó una posición de Estado frente al duro discurso del presidente conservador en el Congreso, apelando a la unidad como respuesta al desafío marroquí. Posteriormente, desde Génova se trasladó un mensaje de arrepentimiento y asunción del error, escenificado, pocas horas después, por el propio presidente conservador. 

Las promesas de lealtad que Casado profirió el martes ante la crisis migratoria quedaron ahogadas por una intervención que no hacía sino indicar todo lo contrario. El lado más duro del líder de la oposición se vio apenas 24 horas después de la tregua derivada de la llegada masiva de inmigrantes a Ceuta.

“España atraviesa la peor crisis diplomática con Marruecos de nuestra historia y se debe a la pérdida de peso en el exterior y el cambio de aliados. Por eso Biden no le devuelve las llamadas cuando más lo necesita”, espetó Casado en los albores de la sesión de control al Ejecutivo.

El líder de la oposición censuró la política migratoria del PSOE, recordando el “efecto llamada del Aquarius” y las “criticadas devoluciones en caliente que ayer usaron 4.000 veces”. Casado fue a más y exclamó que Sánchez “ha demostrado que le queda grande el Gobierno”. El jefe del Ejecutivo, atónito ante el viraje del presidente conservador, le respondió con una pregunta: “¿Pero usted apoya al Gobierno de España  o no?”. Sánchez le reprochó que “por la mañana tenemos una conversación privada y dice que lo apoya y hoy, todo lo contrario”.

Feijóo enmienda a Casado

El rifirrafe parlamentario dejó a Pablo Casado completamente sólo. A las pocas horas de su intervención en el congreso, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, mostraría su lealtad  al Ejecutivo para hacer frente a la crisis migratoria de Ceuta, sin abandonar una postura crítica. “En este momento lo importante es la unidad”, deslizó un Feijóo que marcaba perfil propio dentro de su propia formación.

El barón conservador recalcó la vitalidad de la situación a la que se debe enfrentar el país. “Tenemos un problema de Estado”, esgrimió Feijóo, quien adujo que estas crisis se resuelven con “altura y con política de Estado”. El presidente gallego entiende que estos “hechos dramáticos” se reproducen cada cierto tiempo en el territorio español por su “posición geoestratégica”, pero también por una “política equivocada del Gobierno central”, así como el “efecto llamada” que se ha instalado desde hace años.

No obstante, Feijóo subrayó que es “inadmisible” el comportamiento del Gobierno marroquí porque constituye “un incumplimiento de los tratados internacionales y de nuestras relaciones de vecindad”. Pese a esto, el jefe del Ejecutivo gallego abogó por “restablecer la confianza” en un país “vecino” y “aliado” de España porque “tiene que seguir siéndolo” por motivos de índole “geoestratégico, político y cultural”. “No es aceptable, pero eso no significa que después de reñir y mostrar nuestro enfado contundente no debamos retomar los contactos y la diplomacia, desde la firmeza”, matizó.

De hecho, esta posición de Feijóo se compartía prácticamente al unísono en Génova. Pasado el mediodía del miércoles, varios medios apuntaron que desde el Partido Popular se hizo un acto de contrición. Asumieron que el discurso de Pablo Casado, según fuentes conservadoras, no había sido el adecuado y admitieron su error.

Casado recoge el cable

Horas después, tras un acto de Pablo Casado junto a 200 alcaldes y cargos municipales del PP a las puertas de la Cámara Baja, el propio líder del Partido Popular escenificó el arrepentimiento señalando a Marruecos. El jefe de los conservadores obvió al país norafricano en su alocución plenaria. No obstante, ha mantenido su postura crítica con el Ejecutivo.

La crisis diplomática es culpa de Marruecos, pero la responsabilidad es del Gobierno porque se podía haber evitado como veníamos diciendo desde hace más de un mes con la primera queja formal”, adujo Casado en los aledaños del Congreso.

Frente a la respuesta de Sánchez, Casado ha defendido la “lealtad” del Partido Popular para con el Gobierno, pero insistió en que la política exterior necesita de un exceso de “prudencia”. Asimismo, moduló su discurso y coincidió con el jefe del Ejecutivo en que ésta no es una “crisis migratoria”, sino “diplomática” y que Marruecos utiliza la inmigración como “arma arrojadiza” contra España.