Si alguno pensaba que con el anuncio del nuevo Gobierno llegaban tiempos de calma a España, libres de elecciones, lamentamos comunicar que no es así. El año 2020 no será tan prolífico en comicios como lo fue 2019, donde hubo hasta cinco (dos generales y unas municipales, autonómicas y europeas), pero en el horizonte también se presentan dos (o tres) nuevos pasos por las urnas. Concretamente, serán las elecciones gallegas y vascas, e incluso podría haber también en Cataluña, aunque en este caso depende de más factores.

De esta manera, mientras que los ciudadanos vascos irán a las urnas en septiembre, salvo que no se adelanten, los gallegos todavía no conocen la fecha de sus comicios. No obstante, sea cual sea el día escogido por Alberto Nuñez Feijóo para convocar las elecciones, el panorama actual es radicalmente distinto al del 25 de septiembre de 2016, cuando el dirigente popular revalidó la mayoría absoluta con 41 diputados. Unos resultados que, a juzgar por todas las encuestas, Feijóo estaría lejos de reeditar.

Pese a que cada sondeo publicado hasta la fecha arroja un resultado distinto, todas coinciden en que no habrá mayoría absoluta, con lo que será necesario pactar con otras fuerzas políticas, incluida la extrema derecha. “Hicimos en Electomanía hace más de un mes un panel y no nos salía mayoría absoluta de Feijóo por dos escaños. Como Ciudadanos ha desaparecido prácticamente del mapa, lo tiene muy complicado para conseguir esa mayoría. Así que, dependería del resultado de Vox", explica a ElPlural.com José Salvador, editor de la web anteriormente mencionada.

En este sentido, en las recientes elecciones generales del 10 de noviembre Vox se quedó a menos de 5.000 votos del BNG, que obtuvo un escaño, en Galicia, con lo que su irrupción en las cortes gallegas, que siempre se ha mostrado muy inflexible con los extremismos, parece cuestión de tiempo.

Un hecho que no debería perturbar al Partido Popular, puesto que ya lo han hecho anteriormente en regiones como Andalucía, Comunidad de Madrid o Región de Murcía, además de decenas de municipios. Sin embargo, el caso de Galicia es distinto, ya que mientras que los dirigentes de estas comunidades autónomas no dudaron en abrazar a Vox a cambio de llegar al poder, Feijóo siempre se ha mostrado reticente con la formación ultraderechista, llegando a criticar abiertamente a Pablo Casado por su mano blanda con los de Santiago Abascal y por la estrategia a nivel nacional de los populares de escorarse cada vez más a la derecha.

“No soy partidario de que Vox entre en los gobiernos entre el PP y Ciudadanos. Esa es mi opinión desde Galicia, pero he de respetar las estrategias y necesidades de cada territorio”, afirmaba Feijóo poco después de las elecciones municipales. “A mí no me gusta ese partido [Vox], como a los gallegos”, señalaba días después. Asimismo, en reiteradas ocasiones ha aseguro que los de Abascal “son un producto de la izquierda”

Estos son algunos ejemplos de una larga lista de declaraciones que prueban la encrucijada en la que se encontraría Feijóo si tras las elecciones gallegas depende del voto de Vox para continuar al frente de la Xunta.