La posibilidad de reducir la jornada laboral está sobre la mesa. No es una petición nueva, pero es ahora cuando ha cobrado una relevancia sin parangón después de que Más País la mediatizara y sometiera al escrutinio del debate público. Por el momento, este anhelo de la formación verde es un simple proyecto dotado con 50 millones de euros para que unas 200 empresas de sectores como la programación, consultoría, abogacía o 'telemarketing' experimenten en sus carnes si es factible que sus trabajadores estén menos horas en sus puestos sin que la producción se vea alterada.

Por el momento, estudios preliminares que se han realizado para conocer la opinión del grueso empresarial español aseguran que cerca de un 80% de los encuestados cree imposible que la reducción pueda tener cabida en nuestro actual tejido productivo sin pérdidas y, por ende, despidos y quiebra económica. Sin embargo, tanto Íñigo Errejón a nivel nacional como Mónica García a nivel regional siguen insistiendo en su propuesta y la defienden a capa y espada frente a los detractores.

Un proyecto que revisten de avance social basado en la apuesta por la digitalización del tejido productivo, el respeto al medioambiente y la necesidad de poder conciliar el empleo con la vida privada, algo especialmente demandado desde que llegó la pandemia. Por ello, desde Más Madrid han realizado una encuesta online de la mano de la empresa 40db donde han preguntado de forma online a 1.000 personas ponderadas por variables sociodemográficas y de recuerdo de voto qué opinan sobre la posible aplicación de la jornada laboral.

Los datos aportados por el informe son reveladores. El 62% de la población conoce la medida y un 69% estaría a favor de trabajar 32 horas semanales, bien sea haciendo una jornada de 8 horas solo cuatro días o dividiendo las 32 horas a lo largo de los cinco días de la semana hábil. Referenciados los datos globales, si ahondamos un poco más en las peculiaridades de los encuestados, se aprecia cómo las mujeres son más proclives a la reducción (72,2%) que los hombres (65,3%), especialmente por su condición de cuidadoras, algo que se aprecia también en el apoyo mayoritario de las personas con hijos pequeños (77%). La necesidad de contar con tiempo libre, al hilo de la diferenciación que veíamos antes, también se observa en los grupos de edad, siendo las personas comprendidas entre 25 y 55 años las que más apoyan la medida (75%) y las jubiladas las que menos (55%).

La ideología de los encuestados también provoca alteraciones en los apoyos. Solo los votantes del PP desaconsejan su implantación, mientras que los simpatizantes del resto de fuerzas aprueban la medida (desde el 55% de Vox hasta el 90% de Más País, Compromís o Unidas Podemos). También de forma mayoritaria, aunque no de forma tan holgada, el grueso de los encuestados (52%) considera que la implantación de la medida es viable -creen especialmente en su puesta en marcha personas jóvenes, mujeres, personas con hijos pequeños y votantes progresistas).

Trabajar menos implicaría, según las personas que han respondido a las preguntas de 40db, ciertas ventajas: tiempo para el cuidado de los hijos (86%), conciliación con la vida personal (83%), mejorar la salud física (76%), impulsar el consumo (72%) o mejorar el reparto de tareas del hogar (68,5%), entre otras. Sin embargo, también hay quienes explican que la jornada de 32 horas supondría que aumentasen las horas extra (57%), que el pequeño y mediano comercio sufriese las consecuencias derivadas del plan (49,7%) o que genere sobrecargas de trabajo (45%).

¿Qué dice su promotor?

Íñigo Errejón, líder de Más País, ha sido preguntado sobre esta cuestión por ElPlural.com. ¿Es posible trabajar cuatro días, librar tres días, cobrar lo mismo y que la producción no se vea afectada? Su respuesta es sí. “Es un problema de productividad, innovación y tecnología. El modelo económico español está agotado y los fondos europeos no pueden servir para subvencionar lo que ya no funciona. Es lo que hicimos en los 80, con la llamada ‘reindustrialización’, que consistió en dar dinero para tapar agujeros sin cambiar el modelo productivo”, aseguró el dirigente entrevistado por este medio.

“La otra pata a tener en cuenta es que no vamos a ser competitivos por hacerlo todo más barato, porque es muy difícil hacerlo más barato que los chinos. No vamos a ser competitivos por trabajar más barato, más en precario, con menos regulaciones fiscales y menos regulaciones ambientales. Eso es un modelo tercermundista. Debemos hacerlo con más talento, más innovación y más tecnología. Queremos que la reducción de la jornada laboral sea una palanca para ayudar en ese sentido”, prosiguió, recordando que el programa piloto pactado con el Gobierno y dotado con 50 millones de euros consiste en que “las empresas que voluntariamente quieran transitar hacia este modelo sin reducción de sueldo de los trabajadores”. “Los capitalistas más innovadores saben que lo más importante son las condiciones de trabajo, y que los empleados descansados y felices son más productivos”, sentenciaba.