Este martes se ha aprobado en el Congreso de los diputados el primer paso para una reforma de ley para permitir la expulsión de agitadores ultra acreditados como prensa. Como no podía ser de otra forma, el Partido Popular y Vox votaron en contra bajo la consigna de que esta medida supone un ataque a la libertad de expresión. Sin embargo, esta medida, a diferencia de los que la derecha pretende hacer cree, no es una mera cuestión de “preguntas incomodas”, sino que estos pesudoperiodistas llevan un largo tiempo incumpliendo las normas de comportamiento en las ruedas de prensa y acosando a periodistas y políticos.
El partido de Alberto Núñez Feijóo no solo ha rechazado esta reforma, sino que sus miembros se han posicionado abiertamente a favor de estos agitadores como Vito Quiles y Bertrand Ndongo. Este último ha protagonizado muy recientemente una polémica tras una agresión contra el periodista Antonio Maestre frente al Congreso de los Diputados este miércoles.
Sobre esta agresión se ha pronunciado Rafael Hernando, diputado del PP por Almería, negando a través de su cuenta en la red social X que se produjera tal incidente y poniendo el foco de la culpa sobre el periodista.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se ha querido también hacer eco de la polémica. La presidenta autonómica ha ironizado en numerosas ruedas de prensa sobre como ella sí responde a todos los periodistas. Sin embargo, la libertad de expresión de Ayuso es algo más limitada de lo que anuncia ya que no duda en censurar las preguntas de los grupos de la oposición en los plenos de la Asamblea.
La afinidad de los populares y la extrema derecha por estos agitadores arrastra un largo camino. A pesar de ser “independientes y objetivos” estos periodistas tienen una clara relación institucional con las formaciones de la derecha. A comienzos de abril, Vito Quiles protagonizaba un video de propaganda del PP en el que se parodia el programa Camera Café.
Periodistas o activistas
La famosa libertad de expresión que tanto llena la boca a la derecha no justifica todas las acciones. A pesar de estar acreditados como prensa en el Congreso, estos agitadores no son periodistas, sino que son activistas políticos de la derecha. En muchas ocasiones, han llegado a protagonizar encuentros tensos con periodistas y figuras políticas, llegando a producirse una agresión esta misma semana.
El caso más claro de relación entre la extrema derecha y estos agitadores es el de Bertrand Ndongo, quien mantiene un fuerte vínculo con las posiciones ideológicas del partido liderado por Santiago Abascal. La afinidad ideológica no es lo único que delata a Ndongo. En 2019, el equipo de la entonces líder de la ultraderecha en Madrid, Rocío Monasterio, fichó al camerunés como asesor en la Asamblea de Madrid.
Vito Quiles no se libra tampoco de esta relación con partido políticos. El nombre de este pseudoperiodista figuraba en las listas del partido liderado por el ultraderechista Alvise Pérez, Se Acabo la Fiesta (SALF). Algunos miembros del entorno político han señalado que se produce un claro conflicto de intereses insalvable “ya que no se puede ser a la vez parte del sistema político y fiscalizador del mismo”. Además, Quiles no ha sido solo candidato en las listas de SALF, sino que ha ejercido como jefe de prensa de Alvise Pérez en el Parlamento Europeo.
Hace algunas semanas, periodistas parlamentarios de todas las afinidades políticas se manifestaron frente al Congreso de los Diputados para pedir la expulsión de estos agitadores. No se trata tan solo de una discrepancia política, sino de un ataque a la labor periodística. Un ataque que cuenta con el beneplácito de los líderes de PP y Vox.