Con los escándalos de los máster de Cristina Cifuentes, Carmen Montón y Pablo Casado, los estudios y trabajos de los políticos se miran con lupa. Albert Rivera puso este miércoles el foco sobre el presidente del Gobierno al retomar las dudas sobre su tesis. El líder de Ciudadanos instó a Pedro Sánchez a hacerla pública y el líder del Ejecutivo dijo que ya estaba publicada en TESEO. Varios periodistas acudieron a la Universidad Camilo José Cela a consultar el contenido de la tesis. ABC y Okdiario publican, directamente, que Sánchez cometió plagio. Ahora bien, ¿cuándo hablamos de plagio?

Según la RAE, se produce plagio cuando se “copia lo sustancial de obras ajenas dándolas como propias. Hay varios tipos de plagio:

Plagio literal: se produce cuando un autor, estudiante o cualquier persona que escriba, copia un texto o una frase y lo utiliza tal cual en su trabajo sin citar correspondientemente.

Plagio mosaico: consiste en copiar varias frases o ideas de una o varias fuentes cambiando únicamente algunas palabras y sin citarlas correspondientemente.

Parafraseado inadecuado: si se quiere utilizar la idea de un autor no solo vale con cambiar algunas palabras y dejar el resto intacto. Se deben entrecomillar las palabras del autor o bien cambiar por completo la fórmula.

Parafraseado no citado: por último, también se incurre en plagio cuando una persona se apropia de la idea de otra y no la cita. En este caso no es tanto un plagio de texto, sino de ideas, ya que no hay referencia a un contenido intelectual creado por el autor original.

No existe el autoplagio: si un autor utiliza textos suyos anteriores, no es plagio. ABC afirma que en su tesis Sánchez se autoplagió porque utilizó artículos suyos ya publicados con anterioridad. Esta práctica no solo es habitual, sino que además, esta permitida. Tanto es así, que a día de hoy hay doctorandos en los que no se entrega un trabajo final, sino que se puede hacer por fascículos y la tesis constaría de cada uno de los artículos publicados. Asimismo, cada autor puede utilizar sus mismas ideas y palabras una y otra vez, puesto que es la fuente original.

¿Cómo evitar el plagio?

En algunos casos basta con seguir el sentido común. Pero en el ámbito académico no basta con poner unas comillas y decir el nombre del autor. Todas las normas bibliográficas se enmarcan en la norma ISO690, de la International Organization for Standardization. Eso no es una guía de estilo, sino la institución que establece unas directrices mínimas. A partir de aquí, cada universidad puede utilizar un estilo diferente. Está el APA (American Psychological Association), que es uno de los más comunes, el MLA, las normas de Vancouver, el CSE… Existen numerosos manuales distribuidos en Internet y cada universidad tiene colgado su propio manual de estilo o normas de citas bibliográficas para que el estudiante conozca cómo debe citar.

De hecho, los tribunales que juzgan tanto trabajos finales de grado, como de máster como de doctorados, penalizan los errores en la forma de citar. De manera que no solo es importante citar correspondientemente para no plagiar, sino que además, las referencias deben seguir unas pautas determinadas.