Cuando por fin llegó la disculpa de Miguel Arias Cañete por su exabrupto machista, expresada de aquella manera y con cinco días de retraso, Elena Valenciano la recibió diciendo que la aceptaba, pero que "el problema con Cañete es lo que piensa". Es decir, el problema con el candidato del PP para las europeas, venía a decir su oponente socialista, es que en realidad había sido él mismo no al disculparse, sino cuando había mostrado ese lado machista.

Cañete hombre lobby de intereses propios y cercanos
Su rectificación, dijo Valenciano, "llega tarde y a la fuerza". Cañete no ha sonado, desde luego, muy sincero ni contrito. Ha dado la impresión de que, en efecto, eso es lo que piensa: que si se hubiera puesto a ello y no tuviera resquemor a parecer machista, habría mostrado sin problema su superioridad como hombre sobre su contrincante, mujer.

Arias Cañete, un abogado, gestor, empresario, político..., que no tiene empacho en serlo todo, y a la vez. Foto PP



Lo mismo sucede con el que ha sido el otro punto por el que sus contrincantes han atacado, aunque con mucha menor contundencia, ellos sabrán por qué: sus intereses económicos, que se mezclan de forma demasiado estrecha con sus ocupaciones políticas. En fin, que Miguel Arias Cañete lleva a cabo actividades que en muchos sitios serían simplemente incompatibles.

Un hombre 'multiusos'
Cañete es abogado del Estado. Un abogado del Estado, eso sí, que muy pronto pasó a ejercer en 'lo privado', donde hay más dinero, y abrió con amigos un despacho con 'sedes' en Jerez, Cádiz y Ceuta. Pero además se hizo profesor universitario. Y al tiempo comenzó a situarse como administrador, gestor, consejero... en diversas empresas familiares y con amigos. Y muy pronto también.., puso la guinda, y se dedicó a la política. Así era ya Arias Cañete joven: alguien que mezclaba lo público y lo privado sin mayor problema.

En 1984, el gobierno de Felipe González, básicamente para controlar el desmadre que se vivía en la sanidad, campo en el que los médicos movían a los pacientes de la pública a la privada y con ellos el dinero, sin casi control, decidió poner coto a las incompatibilidades profesionales que afectan a quienes trabajan según el momento del día en lo público y lo privado, puso en marcha un proyecto de ley.

Cañete se 'retrata' a sí mismo en el Senado
En el Senado, en 1984 ya había alcanzado ese cargo en su carrera política, Arias Cañete fue el encargado por su partido, entonces Alianza Popular, para defender las enmiendas a la ley socialista. Y Cañete, en su parlamento pareció 'retratarse', literalmente, para mostrar su incomprensión con la intención del Gobierno de González de poner límites a la mezcla de intereses personales y públicos.

Para que no quepa duda de lo que dijo Arias Cañete reproducimos lo que se recogió el boletín del Senado de aquel 4 de diciembre de 1984 "Pero, señorías -se preguntó al final de su intervención- ¿qué incompatibilidad puede haber entre desempeñar un cargo en un consejo de administración privado y quien tenga dos cargos en el sector público, sea funcionario, y además enseñe en la Universidad?". Sólo le faltó al senador poner un nombre a ese 'retrato': el suyo, abogado del Estado en servicios especiales, abogado ejerciente, empresario en varios consejos de administración y senador.



Sin problemas de horario
Incapaz de ver cualquier conflicto de intereses en que una sola persona ejerciera estas actividades, prosiguió el senador Arias Cañete: "No hay problema de horario, de colisión de intereses de ninguna clase que lo determine".

Y ya, en el striptease y el descaro total, el ahora candidato del PP a ser eurodiputado y, sobre todo, comisario europeo, desvelaba que en todo caso el conflicto podría ser de horarios, no de intereses, pero aún así lo rechazaba: "nosotros ponemos la restricción de que no se reconocerá esta incompatibilidad para actividades privadas que tengan dos cargos en el sector público cuando requieran la presencia efectiva durante un horario determinado"

Lo que puede hacer Cañete mientras ve la televisión
Y ponía la guinda que produce risa, aunque de la que se congela enseguida, y concluía con esta 'reflexión': "Porque hay muchas actividades que se pueden hacer en casa, por la noche, mientras se ve la televisión, que no tienen horario que implique colisión de intereses". Mientras ve la televisión ¿qué haría el candidato a comisario europeo? ¿Preparar leyes, ver casos de su despacho, tomar decisiones que afectaran a sus empresas...?

Afortundamente, entonces Alianza Popular, la 'madre' del PP actual, no tenía mayoría absoluta y la primera ley de incompatibilidades salió adelante. Incluso después se endureció, porque quedó claro que esta era demasiado laxa. Pero no para Arias Cañete, un hombre que no ve conflictos de intereses en ser un empresario, por ejemplo agrícola o importador de automóviles, y luego legislar, o presionar sobre la legislación que se promueva sobre aspectos que afecten a esos campos. En este periódico lo pusimos de manifiesto sacando a la luz las preguntas en el Europarlamento de este hombre, partido entre sus amores al dinero y a la política.

Arias Cañete, el 'mejor candidato' en palabras de Mariano Rajoy, es así.