El expresidente del Gobierno, José María Aznar, sigue defendiendo veinte años después del 11M las mentiras perpetradas por su gobierno, concretamente por él, acerca de la autoría del atentado terrorista. Ya no defiende que fuera ETA; pero sí ve lícito que entonces asociara la explosión con la banda terrorista vasca. “Nunca, jamás llegó a manos del Gobierno ningún documento oficial que descartase definitivamente la autoría etarra y afirmara sin titubeos la responsabilidad yihadista”, ha afirmado en un comunicado de la fundación Faes, que él mismo preside.

Cabe destacar que la fundación recibe fondos públicos, una cuestión que poco o nada ha importado al político para seguir subido en el bulo o, al menos perpetrarlo. Así, ha aseverado que “podemos lamentar que lo polémico prime sobre lo institucional; el espíritu de división sobre la concordia; la manipulación mendaz sobre la crítica rigurosa” y que “ciertas terminales mediáticas de la izquierda” buscan el “calentamiento” de una jornada como la de hoy para “tapar vergüenzas rigurosamente actuales”.

Aznar subraya que “ni callamos hechos ciertos ni aceptamos mentiras reiteradas”. Según la fundación, detrás de la cual está el que fuera presidente “ni al Gobierno de entones le constaban las evidencias que se la reprocha ocultar; ni en su actuación dejó de atender a los indicios de que disponía en cada momento”.

La versión del que fuera presidente del PP sobre la que seguramente se convirtió por méritos propios en la mentira más famosa que ha perseguido a un político en nuestro país mantiene que aún cuando todavía no se conocía el número de víctimas, convocó al líder de la oposición para manifestarse “por la derrota del terrorismo”.

En el mismo día, aporta el documento, “responsables de las Fuerzas de Seguridad del Estado reunidos en el Ministerio del Interior informan al ministro de que el explosivo utilizado es Titadyn y que se ha empleado cordón detonador, lo que señala el modus operandi de ETA”. Ya por la tarde, “el CNI hace llegar al gobierno una nota que analiza con detalle los elementos conocidos hasta entonces, para atribuir la autoría a ETA”.

Cinta en árabe y reconocimiento del terrorismo islámico como autores del atentado

La organización liderada por el antiguo líder popular reconoce que el 11 de marzo de 2004 la furgoneta Kangoo, que se encontró en Alcalá de Henares con “una cinta en árabe”, a partir de lo cual “se abre una línea de investigación”. A pesar de esa “línea de investigación”, la cronología de hechos fue la que fue: que en todas las comparecencias de algún miembro del Gobierno de aquel día se mantuvo por activa y por pasiva que la banda terrorista vasca había sido la que había colocado y detonado los explosivos de los trenes de Cercanías: desde Eduardo Zaplana hasta el propio responsable de Interior, Ángel Acebes, pasando por el propio candidato a aquellos comicios, Mariano Rajoy, que puso sobre la mesa su “convicción moral de que fue ETA”.

Y esa tesis, la de que era la banda armada la que se encontraba detrás del atentado, fue la que Aznar mantuvo hasta las últimas consecuencias y pese a que ni él mismo lo tenía claro: “El presidente vuelve a hablar con los medios para informar acerca del descubrimiento de la furgoneta y la valoración que se daba del hecho: el de abrir una nueva línea, manteniéndose la pista de ETA como prioritaria”.

"No es necesario recurrir a ninguna “teoría”. Basta con revisar las comparecencias en sede parlamentaria tanto del presidente Aznar como de los responsables del ministerio del Interior -ministro y secretario de Estado-, que durante horas detallaron su actividad de esos días; basta con repasar los diarios de sesiones, las investigaciones académicas posteriores, y las conclusiones a las que va llegando la crítica más solvente, para concluir que nunca se han demostrado los reproches calumniosos vertidos contra aquel Gobierno", dice, no obstante.

En su relato, la Faes continúa escudándose en el CNI que, a pesar de la aparición de una mochila en Vallecas que no llegó a detonar -siempre según la versión de la fundación de Aznar- “seguía sin dar credibilidad a la reivindicación yihadista”.

Teniendo en cuenta otros hechos importantes del momento como que un medio británico había publicado que el propio estado islámico se había declarado autor del atentado, la fundación del expresidente y pagada por fondos públicos no cambia de tercio y se blinda: “Veinte años después, reiteramos que aquel Gobierno no ignoró ningún informe policial o de inteligencia que contradijese su actitud o su política de comunicación durante aquellas jornadas. La dirección del CNI desmintió en su día informaciones que le atribuían, ya para el jueves 11 o el viernes 12, un conocimiento sólido de la pista islámica”. Así, mantiene el texto, que “nunca, jamás, llegó a manos del Gobierno ningún documento oficial que descartase definitivamente la autoría etarra y afirmara sin titubeos la responsabilidad yihadista”.