El arranque del curso político se adelanta a esta última semana de agosto. Será el jueves 25 de agosto cuando tendrá lugar el pleno extraordinario que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha convocado para aprobar el plan de ahorro energético y otros dos decretos leyes más, así como tres proyectos de ley que el Senado modificó el pasado mes de julio, entre ellos la ley de Ciencia y la de Libertad Sexual.

Este pleno será el pistoletazo de salida de un año político decisivo que estará marcado por la celebración de las municipales y autonómicas que tendrán lugar el último fin de semana de mayo y que a buen seguro marcarán la precampaña de las generales, previstas para diciembre de 2023. 

Un clima preelectoral que a buen seguro estará marcado por la evolución de la pandemia del coronavirus (con la incógnita de cómo afectará en España la subvariante BA.2.75 de Ómicron, apodada Centaurus) y las consecuencias de la guerra prolongada entre Rusia y Ucrania.

La evolución de la inflación, la entrada (o no) de la economía española en recesión, el aumento de los tipos de interés, la alteración del contexto geopolítico y la crisis energética (previsiblemente con más recortes en el suministro de gas ruso a la Unión Europea), son otros de los asuntos que alterarán la agenda política en el nuevo curso político que se inicia esta última semana de agosto.

“Mucha incertidumbre y riesgos”

En definitiva, meses marcados por “mucha incertidumbre y riesgos” -tal y como advierte el vicepresidente económico de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis-, a los que España se enfrenta con una fuerte división política principalmente motivada por la pelea sin cuartel que libran un PSOE y PP incapaces de llegar al mínimo acuerdo para renovar el Consejo General del Poder Judicial.

Ante la práctica desaparición de Ciudadanos y un Vox en  claro retroceso tras el fiasco de Macarena Olona en las pasadas elecciones autonómicas, el PP parece optar por endurecer su discurso político para afianzar el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo.

El PSOE, consciente de la necesidad de dar un vuelco a la tendencia demoscópica y tras la remodelación del partido acometida en julio, está dispuesto a dar la batalla y desgastar a un Feijóo al que acusan de “mentir”, ser un “populista” y emular al mismísimo Donald Trump.

Por su parte, el Ejecutivo seguirá la línea de lanzar políticas nítidamente progresistas para activar a una izquierda muy pendiente de si Yolanda Díaz será capaz de reorganizar el espacio político a la izquierda del PSOE