España ha experimentado varios cambios en torno a la Ley Antitabaco. La mayoría de ellos, aunque es su día supusieron una gran revolución, ahora quedan obsoletos, razón por la cual el Gobierno busca hoy redoblar los esfuerzos con una nueva normativa, pero vayamos por partes. ¿Cuántas leyes antitabaco ha habido en España? ¿Han surtido efecto?

Hay que irse hasta 1988 para encontrar la primera legislación que intentó reducir el consumo de tabaco. Por aquel entonces se prohibió fumar en los colegios, hospitales y en los transportes públicos en los que hubiera sitios para ir de pie. Hoy nos puede parecer increíble, pero entonces no era raro ver a un profesor fumando mientras daba clase o a un sanitario haciendo lo propio en un centro hospitalario.

Sin embargo, la ley a la que en este artículo se hace referencia es la de 2005. Hasta entonces, los avances que se habían hecho habían sido más bien escasos: se había prohibido la publicidad en televisión y fumar en autocares y vuelos nacionales. Incluso, y si bien la legislación de 2005 asentó alguna base para la de 2010, que entraría en vigor un año después –la última y, hasta el momento,  la que más adelantos supuso- fue claramente insuficiente.

El 15 de diciembre de este año el Congreso daba luz verde a una normativa que prohibía fumar en cualquier espacio de trabajo salvo bares y restaurantes, en centros docentes –hasta entonces había salas reservadas-, en centros sanitarios –igual que el caso anterior-, en cualquier vehículo público (también taxis, coches de empresa, etc), en el Metro, y en barcos y aviones en su totalidad.

La situación era especialmente compleja para los locales de hostelería, ya que la posibilidad o no de fumar en ellos dependía de las dimensiones del sitio. Así, en los lugares con menos de 100 metros cuadrados era el dueño del bar el que decidía si se podía o no fumar, mientras que los lugares de más de 100 metros cuadrados pasaban a contar con zonas reservadas que en ningún caso debían superar el 30% de la superficie total o los 300 metros cuadrados.

El tabaco en la hostelería se suprimiría del todo finalmente cinco años después, bajo el Gobierno nuevamente de José Luis Rodríguez Zapatero. Sin embargo, y pese al paso contra el tabaquismo que supuso esta fecha, hoy las medidas que la acompañan se siguen considerando insuficiente.

Prohibido fumar

 

¿Cuántas personas dejaron de fumar?

El consumo tras la aplicación de la ley contra el tabaquismo de 2005 y, especialmente, tras la de 2010 descendió notablemente. En concreto, se contempla que unas 600.000 personas dejaron de fumar después de esta segunda debido a su contundencia. Sin embargo, el número de fumadores no solo se mantuvo en los años venideros, sino que experimentó un ascenso.

Así, y según una encuesta EDADES bienal del Ministerio de Sanidad, en 2005 el porcentaje de fumadores era del 32,8%, en 2015, del 30,8% y en 2017 fumaban diariamente el 34% de los españoles. 

Situación actual

Es una realidad que actualmente hay más gente que deja de fumar de la que lo hacía entonces. Salta a la vista que se ha producido un cambio generacional. Sin embargo, muchas personas han sustituido el tabaco industrial -o convencional, si se prefiere- por otras formas de consumo.

Una de ellas es el cigarrillo electrónico. Mucho más antiguo de lo que muchos piensan, este cigarrillo se inventó en el año 2003 y sus efectos comenzaron a notarse muy pronto. Así, en 2004 y según la Unión de Promotores y Empresarios del Vapeo (UPEV), siete de cada diez fumadores sustituyeron el cigarro industrial por el ‘vaper’, lo que a la sazón supone una cifra equivalente a toda la población de Murcia. Lo mismo sucedería con el tabaco de liar, y es que su forma de consumo aumentó en un 91% desde 2004.

Un fumador con un cigarrillo electrónico

Actualmente, según el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 22% de la población española fuma, el 2% es fumador ocasional y el 25% se declara exfumador. De igual forma, la cifra de personas mayores que afirma fumar a diario asciende hasta los 8,6 millones de personas, aunque las no fumadores suben hasta los casi 20 millones de personas. Este y el anterior informe –que data de abril de este mismo año- son los primeros que experimentan una tendencia a la baja desde 2014, lo cual no quita que el tabaquismo siga siendo un problema.

Si se atiende a la Encuesta Europea de Salud, en España fuman a diario el 16,4% de las mujeres y el 23,3% de los hombres, siendo el grupo de edad con porcentaje más alto el de 25 a 34 años entre los hombres y de 45 a 54 años en las mujeres. El 30% de la población incluida en el grupo de 24 a 64 años fuma diariamente.

Más allá del tabaco de liar -que las personas, sobre todo jóvenes prefieren porque les resulta más económico-  existen otros modos de fumar en los que se ha extendido el mito de que no son perjudiciales para la salud.

Nuevas formas de consumo y nueva Ley

El ejemplo más claro de esto es, seguramente, el tabaco de pipa o cachimba, que una quinta parte de los españoles de entre 18 y 25 años asegura consumir. En este espacio y, aunque afortunadamente no se puede decir lo mismo del tabaco, España es solo superada por Bulgaria y Grecia, según un estudio de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC).

Más preocupante y evidente es el consumo de cannabis en la gente joven. El informe de ESTUDES realizado por el Gobierno a fecha de diciembre 2020 refleja que el 32% de los jóvenes habían fumado porros en ese último mes. Cierta relación con esto guarda el progresivo aumento de las tiendas ‘grow’ o CBD, que comercializan con productos derivados del cannabis (o con semillas en el caso de las ‘grow’), pero sin elementos nocivos. Dicho de otro modo: con productos que no 'colocan’.

Sus comerciantes piden una ley más concreta que los ampare y por la que se puedan regir de una manera más exacta. Algo que, parece, nunca termina de darse en estas cuestiones, tal y como contemplamos a lo largo de la historia. Tampoco en las normativas que se refieren al tabaquismo propiamente dicho, para el que el Ejecutivo prepara un plan con el que alcanzar los objetivos de la OMS. Es decir, conseguir una disminución del 30% en el consumo de tabaco para 2025.

Nueva ley antitabaco

Para ello plantea extender los espacios libres de humo a cualquier espacio público, aumentar los impuestos de cara a 2023 y no apartar la mirada de los cigarrillos eléctricos. Veremos si esta nueva ley que, a priori parece más 'exacta' que las anteriores, termina por dar sus frutos frente a una lacra que el último año supuso la muerte de 50.000 personas en nuestro país.