La actualidad política de las últimas semanas ha estado protagonizada en gran parte por el bloqueo del Partido Popular para renovar el Consejo General del Poder Judicial. Una de las estrategias del Gobierno de coalición para superar este bloqueo de casi dos años es modificar el sistema de elección de este órgano de los jueces y ello a servido al líder popular, Pablo Casado, para acusar a Pedro Sánchez de querer “liquidar la separación de poderes”.

Esto ha servido para que la periodista de la Cadena SER Àngels Barceló entre a valorarlo en su programa radiofónico Hoy por hoy, y no se ha olvidado del detalle que ocurrió en el 2013 cuando el PP modificó la composición, el nombramiento y las funciones del Consejo del Poder Judicial. “No deja de ser llamativo que tanto que se ha hablado de la injerencia de la política en la justicia, estemos hablando ahora de la injerencia de la justicia en la política. Porque no son las asociaciones de jueces las que se pronuncian, estas ya lo hicieron nada más conocerse la propuesta, son tribunales superiores de justicia, los que imparten justicia, los que lo hacen ahora”, narra la periodista.

No recuerdo este tipo de cuestionamientos ni de injerencia sobre el bloqueo del Partido Popular a la reforma del órgano de gobierno de los jueces. Bloqueo sobre el cual, por cierto, Pablo Casado dio su versión que nada tiene que ver con la realidad. Atribuye el nombramiento de Dolores Delgado como Fiscal General del Estado el que se frustrara la negociación”, expresó antes de añadir su pulla a Casado.

“Se cree Casado que nos hemos olvidado del famoso Whatsapp del entonces portavoz del PP en el Senado, Ignacio Cosidó, asegurando que, con el reparto de jueces pactado con el PSOE, el PP iba a controlar la sala segunda del Supremo por la puerta de atrás”, recuerda Barceló.

Los mensajes hacia el líder popular no se han quedado ahí, ya que le explicó el porqué no se puede dejar fuera de la negociación a Pablo Iglesias, tal como exigen los conservadores para sentarse a dialogar. “Ahora Casado se niega negociar de nuevo si Pablo Iglesias siguen en el gobierno. Pero lo que pasa es que Pablo Iglesias es el vicepresidente de un Gobierno legítimo, que puede no gustarle, pero de ahí a exigir su salida del ejecutivo hay un gran trecho, un trecho profundamente antidemocrático”.