Poco más de cinco kilómetros separan el Palacio de Vistalegre, sito en el humilde barrio de Carabanchel -por muchos “lofts perfectos para invertir” que se vendan en formato reel por surferitos con traje que te hablen del “nuevo Soho de Madrid”-, de la plaza de Cascorro, en Latina, puerta de entrada cada domingo del rastro de Madrid. Siete minutos en coche, media hora en transporte público, una hora andando. Saliendo por la avenida plaza de toros y dejando a izquierda y derecha el paseo Imperial o San Cayetano.

Una distancia amable para quien se quedase con ganas de comprar pins, camisetas de algodón, gorras serigrafiadas, pulseras de tela, tazas o libros. Para ti o para tu abuela, que tanto la navidad como el 12 de octubre están a la vuelta de la esquina. En el rastro es fácil comprar por cuatro perras chupas de cuero de segunda mano que huelan como ella. En Vistalegre, donde Vox ha montado su propio centro comercial del merchandising, cualquier detallito la haría sentir joven: un cuadro sobre la batalla de Covadonga, una postal de la Conquista de Toledo o un ensayo sobre la Reconquista de Granada. Para todos los gustos. Una veintena de stands ‘made in China’ con nombres como “God save my swing”.

No ha sido así con la comida: mientras en el Bar Cruz te comes unas navajas cojonudas o en el Deseo extremeño una tosta con la que hacerle película en el estómago a los dos o tres vermús obligatorios; la Reconquista de Vox, lema escogido para este Viva 25, ha empezado con chavales apretándose un Hot Dog XXL con encurtidos, cebolla, bacon, queso y todas las salsas imaginables a las 10:00 horas de la mañana. En la puerta te regalaban una gorra de béisbol blanca para rematarlo. Sus padres, algo más listos, aunque sea por el decoro de la edad, han sido más previsores y se han hecho hueco entre los parroquianos de la cervecería La Chata para meterse entre pecho y espalda un par de porras con chocolate antes de entrar.

Una vez dentro, y mientras miles de personas se hacían hueco para escuchar al coro musical 'Pedro Sánchez, hijo de puta’, las horas de retraso eran amenizadas por espectáculos musicales como el de Angie Corine, quien, tras reconocer que había traído hasta a sus suegros para que disfrutasen del momento más especial de su carrera, ha deleitado a los presentes con las dos canciones de su repertorio musical: España y España II. “Viva el comunismo, ja, ¿te imaginas? Llegar a casa y tener a una okupa en la cocina”. Ya con ella fuera de un escenario que ha abandonado dando saltos de felicidad y abrazada a su novio, llegaba el turno de meterle verbena a las piernas de los cincuentones: sufrir como un mamón con Hombres G, soñar con otra vida y otro mundo con Los Secretos, recuperar las posesiones perdidas por los Austrias y los Borbones con Los Nikis o, visto lo visto, ahogarnos en un bar con Maná.

“En memoria de Charlie Kirk”

Cerca de las 11:30 horas, terminaba el tiempo del folklore y entraban los protagonistas de la cita a un palacio tan abarrotado como emocionado. Un ambiente perfecto para recordar a Charlie Kirk, influencer de extrema derecha y protrumpista asesinado recientemente que se ha convertido, junto a la lucha contra la inmigración ilegal, en uno de los dos pilares sobre los que se ha cimentado este acto de fuerza de Santiago Abascal.

“A nuestro lado está Charlie Kirk, cuya voz escuchamos desde el cielo. Hay cosas por las que merece la pena morir. Continuaremos su legado”, ha arrancado Afrodita Latinopolou, líder y fundadora de Voice of Reason (Grecia). No se quedaría ahí, llegando a recordar la muerte de George Floyd y el famoso lema de “Black Lives Matter”, para, posteriormente, levantar al público reclamando que las vidas blancas también lo hagan. Latinopolou no sería la única en cimentar su discurso en la muerte de Kirk: le rematarían el obituario Kevin Roberts (EEUU), José Antonio Kast (Chile), Álvaro Uribe (Colombia), María Corina Machado (Venezuela), Rafael López Aliaga (Perú), Herbert Kickl (Austria), Tom Van Grieken (Bélgica), Giorgia Meloni (Italia), Víktor Orbán (Hungría), André Ventura (Portugal) y Javier Milei (Argentina).

Una larga misa-funeral cimentada sobre un puñado de valores: patria, religión y familia. Una ideología que se rearma sobre la identidad con otro puñado de enemigos: los inmigrantes, la islamización, los transexuales, el comunismo o los defensores del aborto. Especialmente celebradas han sido las intervenciones de un puñado de oradores como la presidenta Giorgia Meloni, el primer ministro Víktor Orbán, el líder de Chega!, André Ventura, o el presidente de Argentina, Javier Milei, quien había confirmado su presencia pero finalmente ha intervenido a través de una videollamada desde la Casa Rosada.

“Quiero rendir un sentido homenaje a Charlie Kirk, quien pagó con su vida el precio de la libertad. No nos intimidaréis. Seguiremos adelante y lucharemos sin descanso por la libertad de nuestros pueblos”, arrancaba la italiana. “Los globalistas de Europa se esfuerzan por decirnos cómo vivir, cómo educar a nuestros hijos y a quién dejar entrar en nuestras casas. Debemos acabar con esta locura”, proseguía el húngaro. “Debemos acabar con el socialismo en Portugal y en España. Debemos enviar a Pedro Sánchez a la cárcel”, vociferaba el portugués, provocando que los miles de asistentes se desgañitasen en su enésimo recuerdo a la madre de Pedro Sánchez. “Asesinaron a una persona intachablemente pacífica. Solo Dios sabe qué pasará con el malnacido que apretará el gatillo. Pero, una cosa les digo: por cada uno de los nuestros que bajen, saldrán decenas dispuestos a seguir con la lucha”, concluía Javier Milei, cerrando el círculo alrededor de Kirk para dar paso a Santiago Abascal, quien ha cogido el micrófono para mandar un cálido abrazo al presidente argentino.

“Pedro Sanchez, chulo de putas”

No sería hasta pasadas las 13:00 horas cuando llegaba el turno de Santiago Abascal, líder de Vox y del grupo europeo Patriots: “Estamos en el lado correcto de la historia. Este es un momento trascendental”, avanzaba, dando las gracias a los militantes de Vox para animarles en un momento dulce en clave interna para la formación. Con más de un 17% en estimación de voto, y a la espera de ver cómo avanza el calendario electoral para los intereses internos de la estructura, de los próximos movimientos de Abascal y su pléyade dependerá el horizonte político español.

Si hasta ahora España había conseguido capear la ola ultra, manteniendo en una cómoda tercera posición a Vox, la extrema derecha española sabe que es ahora o nunca. Es su momento, el tiempo de dar el bocado. Mientras PSOE y PP discuten quién es el culpable del ascenso de los de Abascal, Vox sigue creciendo a lomos de un discurso sencillo, antiinmigración, con cuatro o cinco claves que repiten una vez tras otra utilizando perfectamente los principios de la propaganda.

Al igual que sus predecesores, Santiago Abascal se acordaba del recientemente fallecido Charlie Kirk: “Un líder que fomentaba el debate en la universidad. Debemos rezar por él. Pero, sobre todo, seguir luchando. No nos van a detener. Nada nos va a parar”, iniciaba. “Debemos estar alertas: el asesinato de Charlie no es un caso aislado. La izquierda usa la violencia para conseguir sus fines. En España lo hacía con ETA, banda terrorista que hoy gobierna España. Sabemos quiénes son”, proseguía el líder ultra. “Lo peor no son sus balas, sino el miserable cinismo con el que disculpan a los criminales. Sabemos muy bien que no nos matan por ser fascistas, sino que nos llaman fascistas para matarnos”, añadía Abascal, dando por finalizado el bloque dedicado a Charlie Kirk.

Posteriormente, Abascal ahondaba en el siguiente de sus pilares discursivos: “Los patriotas no se irán. Que se vayan ellos, Todos los que han venido a delinquir, fuera. Todos los que maltraten a las mujeres, fuera. Los que prediquen su guerra santa, fuera. Los que quieren encarcelar a la mujer detrás de una sábana, fuera. Los que promuevan las mutilaciones, fuera. Los que vengan a vivir del esfuerzo de los demás, fuera. Y todos los menas, fuera. No es un castigo, sino un premio: los menores tienen que estar con sus padres”, gritaba el dirigente de Vox, levantando a la totalidad de los presentes en el momento más ruidoso del cónclave ultra. “¡No aceptaremos el califato de Bruselas!”.

“No vienen mujeres y niños huyendo de la guerra. Vienen varones en edad militar”, arrancaba. “Si alguno de esos que sueña con recuperar Al-lándalus viene a España, quiero decirles que no nos frenaremos ante nada. Ahora, en cambio, eso sería imposible. Sánchez es el mayor aliado de Hamás y del cártel de los Soles”, ha proseguido. “Sánchez odia a los españoles porque no puede salir a la calle. Porque tiene pesadillas con la canción del verano, con Paiporta, con los jueces decentes que persiguen la corrupción de su familia”, enumeraba. “Me vais a permitir, perdonadme: yo creo que la canción del verano debería haber sido ‘Pedro Sánchez, chulo de putas’”, ironizaba, despertando una gran carcajada.

No obstante, y pese a sus prolíficos insultos al presidente, Abascal escogía, curiosamente, acabar su discurso arremetiendo contra el PP y reclamando a los presentes que no se dejasen engañar por el discurso de Feijóo: "Hace muchos años que son lo mismo y actúan de la misma manera. Se enfadan porque les llamemos derechita cobarde, pero nos quedamos cortos. Cuanto antes aceptemos eso, antes llegará España a una nueva alternativa. Debe ser muy pronto". Una declaración de intenciones. "La Reconquista ha empezado".

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