El Gobierno de Pedro Sánchez aprobó los Presupuestos Generales del Estado 2021 con un 54% de respaldo del Congreso. Ahora las cuentas pasarán al Senado, que en caso de introducir modificaciones, las reenviaría a la Cámara Baja para una última votación. El presidente del Gobierno obtuvo el apoyo de 11 partidos y 188 diputados. Una cifra nada desdeñable y que dibuja un horizonte estable para lo que resta de legislatura, pues optó por el bloque de la moción de censura y de la investidura. Unidas Podemos, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), EH Bildu y PNV encarnan una alianza sólida desde hace un par de semanas, cuando los socialistas rubricaron sus respectivos acuerdos. Antes, en los meses de verano, e incluso septiembre y hasta octubre, el bloque parecía resquebrajarse y han sido las presiones de ERC, entre otras cosas, las que han forzado a los morados y socialistas a excluir a Ciudadanos de la negociación y sellar la asociación.

Desde que la formación liderada por Inés Arrimadas rondara a los socialistas y aprobara el estado de alarma, comenzó un idilio que aventuraba unos Presupuestos con tintes naranjas. De hecho, Arrimadas tendió la mano al Gobierno durante el debate de las enmiendas a la totalidad pese a los continuos ataques de Pablo Echenique y Gabriel Rufián. Ciudadanos pactó una enmienda para impulsar la tarjeta sanitaria única, válida en todo el territorio nacional, y celebró que sus enmiendas "más relevantes" no fueran vetadas por el Gobierno, por lo que no descartó su presencia en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2021. En ese momento, PSOE y Podemos ya habían alcanzado acuerdos con el PNV, ERC y Bildu.

Todo se torció para los naranjas cuando la formación abertzale hizo oficial su ‘sí’ tras una consulta a la militancia.

Ciudadanos se desmarca

Votaremos que no. No son unos Presupuestos que un partido de centro liberal pueda apoyar”, argumentó Arrimadas durante una rueda de prensa en el Congreso. La líder naranja insistió en que dejaron claro desde el primer momento que solo había dos vías, “la moderada con Ciudadanos o la radical con ERC y Bildu”

A su juicio, el Gobierno no se comprometió a asumir las denominadas “líneas naranjas” que solicitaban, que eran tres. La primera era que se cumplieran con una serie de directrices europeas que Arrimadas dice que no se han concretado: “No cumplen con las recomendaciones y exigencias de organismos internacionales. No cumplen con sus estimaciones. No son realistas”. Tampoco “contienen medidas suficientes para que pymes y autónomos aguanten”, subraya; y por último, “las contrapartidas al nacionalismo son intolerables”.

“Nunca más Sánchez podrá decir que no han tenido otra opción. A muchos ciudadanos moderados se le abren los ojos. No son los que necesita España”, sentenció.

El rol de iglesias

Esquerra cree que “el PSOE no hace, se le obliga”. Y partiendo de esa premisa, desde la investidura fían su influencia en el Ejecutivo a la presión que ejerza Pablo Iglesias. En este sentido, los republicanos catalanes temían que el líder morado callase ante el acercamiento de Sánchez a Arrimadas tras la aprobación de la ampliación del estado de alarma. El idilio adquiría impulso y a Iglesias parecía no importarte.

ElPlural.com informó de que ERC trasladaba en público y en privado que los morados debían empujar a Sánchez hacia el bloque de la investidura. Y cuando toda esperanza parecía perdida, no en vano fuentes de ERC lamentaron que “Iglesias solo quiere aprobar los Presupuestos”, el vicepresidente segundo hizo su aparición.

La formación independentista cree Podemos necesitaba a ERC en la ecuación para “blanquear” un hipotético apoyo naranja. Los morados elevaron el tono y cada intervención de cada dirigente del partido orillaba a Ciudadanos y le situaba en la foto de Colón.

Fuentes de ERC consultadas por este periódico señalan que “Podemos sabe que su suerte y la nuestra están muy unidas”, por lo que “tenemos que hablar”. La colaboración parlamentaria ha sido estrecha, aunque las mismas fuentes admiten que aún “es menor de lo necesario”. La interlocución entre ambos partidos es fundamental y ha sido determinante para excluir a Ciudadanos.