Miquel Iceta ha valorado los resultados de las elecciones generales de este domingo. En plena resaca electoral, la política no cambia y los partidos tratan de sacar el máximo rédito a sus concejales y diputados para ejercer presión a los grupos rivales.

Las elecciones en Barcelona capital estuvieron en un puño durante todo el escrutinio. Finalmente, la Esquerra Republicana de Catalunya de Ernest Maragall consiguió imponerse por 4.000 votos al partido de la alcaldesa Ada Colau, Barcelona en Comú. Sin embargo, ambos empataron a la cabeza con 10 concejales. Tras ellos, el PSC de Collboni alcanzó el tercer puesto con 8 concejales (el doble que o conseguido en 2015), el efecto Manuel Valls no resultó tan fructífero como se esperaba y Ciudadanos se quedó con 6 puestos en el Consistorio, Junts per Catalunya se quedó en 5 y el PP logró salvar dos puestos en la mesa de negociación in extremis.

La victoria de Esquerra en las urnas ha provocado que su líder, Ernest Maragall, haya comparecido ante los medios visiblemente orgulloso por los resultados. El candidato se ha mostrado abierto a pactar con cualquiera, aunque espera conseguir la alcaldía haciendo de la Ciudad Condal un nuevo feudo del soberanismo.

Sin embargo, el líder del PSC ha pedido calma. “Aquí todo el mundo da por hecho unas alcaldías, cuando en Barcelona el independentismo ha reculado y no tiene mayorías. Tenían 18 concejales y ahora tiene 15. Recomendaría a todo el mundo que no corra".

Es cierto que Maragall ha ganado en votos, pero no así en escaños. Condición en la que se reafirma Iceta para afirmar que trabajará en medida de lo posible para aupar al Consistorio de la capital catalana a fuerzas progresistas no independentistas: “Ernest Maragall ha dicho que quiere hacer de Barcelona la capital independentista, pero es que el independentismo es minoría en el AyuntamientoLos socialistas haremos lo que haga falta para no tener un gobierno independentista".

Así las cosas, y con las cuentas encima de la mesa, la opción que parece improbable pero más factible a su vez es la suma de los comunes, los socialistas y Ciudadanos. Manuel Valls y Ada Colau han reiterado a lo largo de sus debates que no tienen nada que ver, pero, llegados a este punto, gobernar cuatro años más entendiéndose con fuerzas rivales para arrebatar el poder al independentismo no parece tan alejado.