Allí, la tribu ‘popular’ vive en una discordia continua que no acaba de resolverse y alrededor de la cual, en palabras a ELPLURAL.COM de alguien que conoce muy bien el partido de la derecha española, “Mariano ha trazado un cordón sanitario, porque sabe que aún faltan muchos por bailar y que el PP valenciano aún va a complicarle la vida”. En concreto, lo que éste y otros observadores señalan, es un hecho incontestable: el PP Valenciano, un granero inmenso de voto ‘popular’, está raquíticamente representado en el Gobierno, ni un solo ministro proviene de allí, y ahora, tras el Congreso en Sevilla, el cortocircuito se ha confirmado en la cúpula del partido, donde sólo está presente Esteban González Pons –que se quedó sin ministerio- y en la Ejecutiva ninguno otro ocupa cargo de relevancia.

Una mirada rápida sobre el PP valenciano
En este punto resulta imprescindible una mirada sobre la situación interna en el PP valenciano. Por un lado están el Presidente, Alberto Fabra y su mano derecha, José Císcar, vicepresidente y portavoz de la Generalitat. Ellos son los únicos a los que Rajoy mira en estos momentos con cierta tranquilidad: “tienen el perfil que le gusta al Presidente –nos dicen en el PP-; no parece que tengan esqueletos en los armarios”. Pero tienen un problema, están solos. Y rodeados.

Frente a ellos está todo ‘el mundo Camps’, que recibió a Fabra con una desconfianza que, con el paso del tiempo, se ha convertido en abierta inquina tras comprobar que no les resultaba posible influenciarle, por la fuerza que le da al President el apoyo de Madrid. Hablamos de los otros amigos del alma´ de ´Paco, el curita´, los que durante años le acompañaron en el poder, dándole a esta palabra toda su extensión. Básicamente hablamos de todo el ala más ultra y católica, encabezada por Juan Cotino;  de gente como la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá; del ‘otro Fabra’, Carlos, presidente de la Diputación de Castellón, el hombre al que siempre le toca la lotería y que tiene varios juicios abiertos por corrupción.

Control con mano de hierro
También tiene Fabra enfrente a algunos barones y alcaldes ‘de siempre’, que controlan territorios con mano de hierro y han creado una red de intereses que les ha permitido ser reelegidos casi desde el comienzo de los tiempos de la democracia. El mejor ejemplo de estos personajes, Alfonso Rus, presidente del PP de la provincia de Valencia. Gente que sobrevivieron bien, manteniendo su parcela de poder con Camps, y que ahora se sienten en peligro. Razón que ha llevado a esta gente y el mundo Camps a convertirse en aliados por aquel viejo argumento según el cual “el enemigo de mi enemigo, es mi amigo”.

Y después están algunos restos del zaplanismo y un gran bloque de diputados regionales que, palabras de un dirigente popular valenciano, “hacen siempre lo que dice Madrid, que estuvieron con Zaplana, estuvieron con Camps y ahora estarán con Fabra mientras les convenga, porque son figuras de segunda línea cuya única preocupación es sobrevivir en la política porque no saben hacer otra cosa”.

“En el PP valenciano muchos van a bailar”
Sobre este cóctel es sobre el que está aún por descargar la tormenta Gurtel cuando comiencen los juicios por las tramas de corrupción. Un cóctel explosivo, que Rajoy y Cospedal intentan aislar a la espera del estallido, para evitar en todo lo posible el contagio. De ahí los nervios de algunos dirigentes valencianos ‘de toda la vida’ que no están dispuestos a esperar de manos caídas que llegue su fin.

“Rita está muy nerviosa”, dice un veterano dirigente del PP que la conoce bien, “y en Madrid temen cómo se desarrollará todo cuando comience la música y tenga que bailar, como también tendrá que bailar González Pons, que es por lo que se ha quedado fuera del Gobierno, y tendrá que bailar gente como Rus, que por nervios hace escenas como la de la cena en Sevilla (de la que informamos en otro artículo de ELPLURAL.COM en la que Rus criticó e insultó a Rajoy y Cospedal)… Toda esta gente es la que, por defender su posición, se ha lanzado a la guerra con Alberto Fabra”.

Incluso el ABC, en el día triunfal, zurra a Fabra
Las primeras escaramuzas empiezan a menudear. Los escenarios son diversos. Por ejemplo, en el propio Congreso de Sevilla, donde mientras Alberto Fabra hacía un discurso criticando la corrupción, según desvela el diario Levante, los seguidores del otro Fabra, Carlos, liderados por su compañera sentimental, Esther Pallardó, se levantaron y se fueron.

Por ejemplo, cuando en el domingo triunfal, en el que se felicita a todos por los días de vino y rosas que vive el partido, nada menos que el ABC dedica uno de sus ‘bajan’ al presidente valenciano, porque el poderoso grupo Vocento, en Valencia sobre todo representado por Las Provincias, debe fidelidades por viejas historias a Paco Camps, por ejemplo en inversiones en el sector sanitario.

El fantasma de Camps revive
Por ejemplo, porque como amenaza ante la posible batalla final, nada menos que se da nueva vida al fantasma Camps y se anuncia en la prensa valenciana que algunos “estudian postular a Camps como alternativa en el cónclave regional”. Una ‘serpiente informativa’ que corrió por los pasillos cuando se cerraba el Congreso del PP en Sevilla y según la cual la gente que en su pelea por ‘matar’ a Zapalana colocó Paco Camps en Alicante, entre ellos a la alcaldesa de la ciudad, investigada por corrupción, le estarían pidiendo que dé el paso al frente.

Y todo esto sin que aún se hayan iniciado los juicios de verdad de la Gurtel –en la que sólo ‘caen’ por el momento jueces de la Audiencia Nacional y ministros socialistas-. “Le van a hacer la vida imposible a Fabra –dice a ELPLURAL.COM una de las viejas y poderosas gaviotas del PP-, pero no creo que le tumben. Con mucha tensión, pero podrá sobrevivir, porque al final los que siempre hacen lo que dice Madrid se pondrán de su lado. Les va el cargo en ello”.

Pues no lo harán, pero el ruido en el interior del volcán empieza a sonar como un rugido y la tierra a su alrededor tiembla.