La eurocámara ha aprobado un informe, impulsado por la eurodiputada holandesa de Los Verdes Judith Sargentini, para retirar a Hungría su derecho de voto con el apoyo del Partido Popular Europeo, grupo al que pertenece el partido de Viktor Orban, el primer ministro húngaro de extrema derecha que esta encaminando a su país hacia el autoritarismo.


Este apoyo mayoritario de la derecha europea se ha llevado a cabo sin sumar a los populares españoles, único grupo español que no ha respaldado el informe, lo que ha conllevado críticas e incredulidad del resto de eurodiputados nacionales. Tan solo tres eurodiputados, Carlos Iturgaiz, Pilar Ayuso y Gabriel Mato, han votado en contra. El resto del subgrupo liderado por Esteban González Pons se ha abstenido aduciendo que, pese a no querer apoyar a Orban, tampoco quieren que la cámara se convierta en un tribunal. Lo cierto es que se condena al gobierno magiar por actuar contra el Estado de derecho, uno de los pilares de la Unión.


La retirada del voto a Hungría solo tiene un precedente. Ya se aplicó a Polonia por las mismas razones, pero ahora supone un aviso para otros tantos países donde la ultraderecha va amasando un mayor poder político.

Esta medida irá acompañada la próxima semana por la expulsión del partido de Victor Orban , Fidesz, del grupo popular europeo. Pero el húngaro no se queda solo. En su camino, cada vez más transitado, encontrará aliados en Polonia, Rumanía, Eslovaquia o Italia, pero también en la Europa occidental con líderes como Salvini, Le Pen, el holandés Geert Wilders o los alemanes de AFD.
 

Este panorama hace difícil que el informe aprobada en la eurocámara llegue a algo más que un simple gesto político. Ahora le toca el turno a la Comisión Europea donde todos los países miembros deberían aprobar por unanimidad la retirada del derecho de voto de Hungría, algo poco previsible.