Pese a que la semana pasada, en plena polémica por el maquillaje a la figura de Franco de la Real Academia de la Historia, se resistía a llamar totalitario al dictador -era sólo autoritario-, hoy sí que lo es. Todo ello para concluir que los indignados degenerarán en totalitarismo, punto en el que coincide con su admirada Esperanza Aguirre.

El circo del Sol
En un largo artículo titulado "El circo de Sol" asegura lo siguiente:
"¿Revolución? No, gracias. Ya hemos tenido bastantes y de sobra sabemos en qué acaban. Evolución o, en todo caso, re-evolución, como dice Jodorowsky. Los indignados de Sol se parecen a los descamisados de Perón, pero visten, aunque muchos de ellos lo ignoren y sean sólo lo que Togliatti y otros de su colla llamaban «tontos útiles», camisas rojas (las de Stalin), negras (las de Mussolini), pardas (las de Hitler), gris maón (sin hache intercalada… Viene de Mao) y azul eléctrico (las de Franco). Sus gritos mudos pueden ser riaurriaus que llamen a correr los sanfermines de la toma de la Zarzuela. Sus manos abiertas pueden ser puños cerrados y saludos romanos. Sus campamentos pueden ser campos de concentración".

Rubalcable, culpable
Para él, los indignados son unos "llorones malcriados" a los que Rubalcaba está protegiendo. "¿Qué ocurre, señor Rubalcaba? ¿No rezan las leyes con esos chicos? ¿No habíamos quedado en que todos, ante ellas (pero sólo ante ellas, no en lo demás), somos iguales? ¿Tienen, acaso, bula, inmunidad no parlamentaria o patente de corso?", sentencia.