En numerosas ocasiones, Albert Rivera ha manifestado al rey, a los medios de comunicación o a sus militantes que no va a facilitar el Gobierno a la única persona capaz de conseguirlo, con lo que evitaría así una repetición de elecciones que podrían arrojar unos resultados muy similares a los actuales.

El presidente de Ciudadanos se siente cómodo intentando liderar la oposición, y prefiere abocar a Pedro Sánchez a ceder ante las peticiones de los partidos nacionalistas regionales en lugar de facilitar su toma de posesión por el bien de la estabilidad de la España que defiende de forma tan vehemente.

Sin embargo, y a pesar de los habituales cambios de postura a los que nos tiene acostumbrados, no deja de sorprender la categórica afirmación que hacía de cara a las elecciones generales de 2015. Entonces, pedía dejar gobernar al partido que recabase mayor número de votos, asegurando que ellos mismos se abstendrían si ganase PP o PSOE.

Lejos de aquella postura conciliadora, hoy Rivera prefiere hacer una oposición dura a un Gobierno que no consigue serlo y a costa de los propios intereses de país.