Este lunes, Pedro Sánchez y Pablo Casado han mantenido una reunión secreta en Moncloa. Con la investidura como telón de fondo, el socialista ha tratado de convencer a su homólogo popular para que su partido medite una posible abstención que consiga desbloquear la situación y que la XIII legislatura de nuestro país eche a andar.

Sin embargo, el líder del PP ha negado cualquier tipo de entendimiento. Como ha explicado frente a las cámaras en innumerables ocasiones, su partido dará la mano a sus rivales en cuestiones de estado, pero conformar una mayoría suficiente es tarea del presidente del Gobierno en funciones. Ahora bien, al menos los azules han aceptado la proposición, han tenido la deferencia de aceptar el encuentro y, desde la diferencia, son muchos los temas que han salido a la palestra y que han sido discutidos en pro de avanzar en unas negociaciones que parecen inverosímiles.

Sin embargo, si el PSOE mantiene una situación enquistada con un partido es con Ciudadanos. Los naranjas se han lanzado contra los socialistas, achacan a sus rivales los “pactos de la infamia” con nacionalistas a lo largo y ancho de España, mientras desde Ferraz observan atónitos la derechización de aquellos que hacían gala de abanderar el talante democrático y contestan con las cesiones del núcleo duro de Rivera con la extrema derecha española.

A pesar de ello, Sánchez insiste en explorar la vía del entendimiento, pide altura de Estado a sus adversarios e insiste en que la única forma de bloquear a los independentistas es con un hipotético entendimiento entre las partes enfrentadas. Tanto es así, que desde Moncloa trataron de mantener un encuentro con Rivera que no llegó a realizarse.

“El lunes de la semana pasada Moncloa solicitó una reunión discreta con Albert Rivera, pero el presidente de Cs rechazó dicho encuentro ya que le ha dicho en dos ocasiones y en persona, y otra en la reunión con el jefe del Estado, que los electores han querido que Cs haga una oposición seria, firme y constructiva y que la dirección de Cs ha respaldado no apoyar la investidura, ni por activa ni por pasiva, del señor Sánchez”, alegan fuentes de Ciudadanos.

El portazo es claro. Por el momento, ni siquiera las dimisiones internas y las críticas externas (Emmanuel Macron avisa de los peligros de necesitar a los ultras) hacen a Rivera cambiar de opinión. Inés Arrimadas, mano derecha del líder naranja, ha alegado este lunes que “Sánchez no engaña a nadie”.

“Mientras Ciudadanos hace acuerdos con constitucionalistas y liberales, el PSOE sigue pactando con los de siempre: nacionalistas, populistas, e, incluso con separatistas”, prosigue, pese a que su partido se niegue a explorar una salida al presidente del Gobierno en funciones que no pase por la necesaria colaboración de ERC.