La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, está exprimiendo al máximo la entrevista que difundió el pasado lunes El Español a la portavoz del Ayuntamiento de la capital, Rita Maestre. La polémica se centra en esta respuesta en la que la de Ahora Madrid diferenciaba los escraches sufridos por el concejal Barbero y por la propia Cifuentes antes de ser presidenta: 

Hay diferencias sustanciales de contexto. El clima de la protesta por la indignación social que había en España cuando sucedió lo de Cifuentes no se da ahora. No lo pongo como excusa, sino como explicación. En aquel momento, nadie que quisiera hablar con Cifuentes podía hacerlo. No existían cauces de diálogo. Fundamentalmente, su actuación como delegada del Gobierno era pegar a gente, era la jefa de los que apaleaban a quienes se manifestaban en Sol. Barbero, en cambio, ha mantenido ocho reuniones con los sindicatos policiales, entre ellos el que organizó aquella protesta. Le patearon y le llamaron “rojo de mierda”. No se trata de que unas cosas sean mejores que otras, sino de que son distintas.

Burofax de advertencia
Cifuentes estalló primero diciendo que su escrache era diferente porque ella no llevaba coche policial, y difundió insistentemente el vídeo en el que se veía a varios jóvenes increpándola y pidiéndole que dimitiera. Pero luego la presidenta ha pasado al ataque con la segunda parte de la respuesta, esa sobre "pegar a gente" como responsable de la policía en la Comunidad cuando era delegada de Gobierno. La popular alertó de posibles acciones legales y hoy ha consumado sus advertencias con un burofax en el que amenaza a Maestre con "la vía judicial" si no rectificaba. Además ha dado amplia difusión a su burofax a través de Twitter. 




El problema para Cifuentes es que su tuit se le ha vuelto en contra con decenas de internautas recordándole escenas de dureza policial que se habrían producido durante su etapa como delegada.