María Dolores de Cospedal ha sido la última de las víctimas conocidas por las grabaciones del comisario retirado José Manuel Villarejo, pero el presidente de su partido, Pablo Casado, ha evitado apoyarla públicamente. Al concluir la sesión de control al Gobierno, el líder del PP ha abandonado el Congreso a toda prisa y sonriendo mientras no respondía a las preguntas y remitía a los periodistas a una rueda de prensa que tiene prevista para mañana jueves.

Javier Maroto, vicesecretario general de Organización, ha asegurado que “a día de hoy” no ve ningún motivo para que Cospedal dimita. También ha hablado el secretario general del PP, Teodoro García Egea, quien ha destacado que de las conversaciones reveladas “hasta ahora” no se desprende “ningún delito ni ningún ilícito”.

Asimismo, Egea se ha escudado en que “no comentamos conversaciones privadas”. Esta estrategia es la marcada por el PP hasta que se consiga evaluar el alcance de la bomba Cospedal.

En declaraciones a ElPlural.com, el PP ha señalado que se trata de una “conversación privada” y “se lo tienen que preguntar a ella” porque “nosotros no tenemos nada de eso”.

Precisan que es “la protagonista de la historia” y, en consecuencia, “es quien puede opinar de una reunión privada, salvo que trascienda al resto del partido, que no es el caso”.

Ante la pregunta de si tienen las facturas de los “trabajos puntuales” que Cospedal encargó a Villarejo, dicen que “no tenemos nada de eso” e insisten en que “es la persona que estuviera allí” la que debe opinar “de lo que hablaron”.