Eva Castro Caridad es la candidata de Vox a la alcaldía de A Coruña y este lunes ha concedido una entrevista al medio local El Ideal Gallego que pasará a la historia por su carácter surrealista y por las barbaridades expresadas por la la catedrática ultraderechista. 

A lo largo de la conversación, esta profesora universitaria de filología ha tocado temas tan sensibles como la inmigración y no ha obviado dar una opinión con eivdentes tintes xenófobos y racistas: "Existen problemas en todos los barrios de La Coruña. El Castrillón necesita limpieza; por supuesto, Los Mallos, el Agra del Orzán y la calle Barcelona. No queremos que existan guetos. Allí hay peleas a machetazos día sí y día no", ha asegurado en relación a lo que, a su juicio, son los problemas más importantes que vive la ciudad gallega.

Asimismo, ha relacionado inmigración con violencia: "Estamos viendo cómo La Coruña es la ciudad donde más ha crecido la violencia. ¿Expulsión? Sí. No podemos admitir inmigración ilegal. Estamos en contra de la inmigración ilegal y de las mafias. Expulsión inmediata, sí". En esta línea ha denunciado que en España se está empadronando a gente "ilegalmente". "Yo lo que sé es que hay pisos donde hay empadronadas más de cien personas. Está viniendo gente con un permiso de turista y al día siguiente ya están solicitando ayudas sociales", ha asegurado sin aportar ninguna prueba.

Pero, además de sobre las personas migrantes, Eva Castro ha vertido su odio contra los homosexuales y ha negado sus derechos: "¿Quién discrimina por una orientación sexual, que es algo tan íntimo? Niego el derecho LGTBI al igual que al aborto", ha señalado.

Sin embargo, ha ido más allá y ha afirmado que el colectivo LGTBI+ no ha sufrido persecución alguna. Y cuando se le ha recordado que durante mucho tiempo ha sido un tema tabú, ha esgrimido: "Tampoco dices soy heterosexual o tengo zoofilia".

Por último, y ante el apunte de la periodista, que ha recordado que  A Coruña concentra la mitad de los ataques de odio contra la comunidad LGTBI que se dan en Galicia, ha respondido tajante y sin pudor: "No hay discriminación. No la hubo. En la mercería Otero, desde siempre, fueron varones a comprarse braguitas de mujer".