El “proyecto como familia” de Pablo Iglesias e Irene Montero ha copado los titulares de los medios de comunicación desde que trascendiera la compra de un chalet en Galapagar por 600.000 euros. Las reacciones no se hicieron esperar. Defensores de los dirigentes morados argumentaban que hay que romper con el tópico de que la izquierda deba vivir debajo de un puente, mientras sus detractores les echaban en cara su incoherencia discursiva ya que Iglesias criticó a Luis de Guindos por la adquisición de una vivienda de precio semejante. El secretario general morado justificó que la casa “es para vivir” y “no para especular”, como el exministro de Economía. Unas explicaciones que convencieron a unos sí, y a otros no. Para suturar las heridas, pondrán su cargo a disposición de las bases en un referéndum,  una maniobra que no ha gustado al sector anticapitalista de la formación.

"Lo que acaban de hacer Iglesias y Montero es dinamitar Podemos como organización. Reducirla a un aparato de legitimación de los caprichos sus líderes"

El diputado en la Asamblea de Madrid Isidro López ironizó en su cuenta oficial de Twitter con la defensa a ultranza del cofundador de Podemos Juan Carlos Monedero y Jorge Vestrynge: “Si algún día cometo un gravísimo error sólo pido que no me defiendan públicamente Monedero y Verstrynge”, dijo en su cuenta oficial de Twitter. A su juicio, la consulta es un “holocausto plebiscitario”, y añade que “el hecho de que parezca una decisión tomada por El Mundo Today no ayuda. Lo que acaban de hacer Iglesias y Montero es dinamitar Podemos como organización. Reducirla a un aparato de legitimación de los caprichos sus líderes. Ya lo era. Pero ahora a la vista de todos”.

Según López, una vez comprado el chalet, “o sus protagonistas consideran que la decisión es anecdótica desde el punto de vista político y si siguen adelante”, o por el contrario, “consideran que es un error y lo asumen”. En cualquier caso, “utilizar los mecanismos internos de Podemos para legitimarla políticamente es un desvarío”.

El parlamentario regional insisto en que este “desvarío” es muy “destructivo” porque “mezcla lo privado, lo organizativo y lo político hasta formar una papilla indeterminada que hace casi imposible que se puedan distinguir esas tres dimensiones en un futuro”.

La portavoz morada en la Asamblea de Madrid, Lorena Ruiz-Huerta, ha mostrado su “apoyo y solidaridad a mis compañeros con lo que considero que es una operación de acoso y derribo de los medios de comunicación a una decisión que forma parte del núcleo personal”. Eso sí, considera que la decisión de celebrar una consulta interna “no es acertada” porque es una decisión personal y “no debe someterse a la consulta del partido”, entre otras cosas porque es “responsabilizar a la organización de las consecuencias” devenidas de su decisión, según ha afirmado en una entrevista en Al Rojo Vivo.

En la misma tónica se ha movido el también diputado en la Asamblea de Madrid Pablo Padilla, quien considera que “más allá de lo que se opine sobre la casa (privado), socializar la decisión y buscar la ratificación colectiva me parece poco acertado, supone generar un escenario lose-lose”. De hecho, insta a “recapacitar y retirar la consulta”.

Tal y como publicó El Plural, el descontento de ciertos sectores a nivel interno, en un primer momento, no se circunscribía a la compra per sé, sino a que la adquisición podría colisionar con la retórica del partido. No obstante, todas las alarmas han saltado cuando Iglesias y Montero anunciaban un plebiscito interno.

Al igual que el cuadro anticapitalista, según ha podido saber este periódico, la facción errejonista considera un “error muy grave” la consulta, puesto que pone en jaque al partido, sembrando un peligroso precedente: “El problema no será que pierdan la consulta, eso no va a pasar. El problema es que debe haber una participación masiva”. Asimismo, se muestran escépticos con un hipotético vacío de liderazgo a pocos meses de  las elecciones autonómicas y municipales. Por estos motivos, el sector errejonista no hará sangre y no harán campaña contra Iglesias y Montero.