En la rueda de prensa semanal tras la reunión del Consejo de la Xunta, el presidente del gobierno gallego ha retado a los sindicatos de Justicia a remitirle los datos que cuestionan la aseveración hecha por la administración que dirige, esto es, que “con la subida salarial del 3,3% unida a los incrementos que tendrán en este y en próximos ejercicios los funcionarios gallegos del sector se situarán en la zona de ‘arriba’ de la tabla con respecto a otras comunidades autónomas”. Según la tabla que manejó el propio Feijoo en la comparecencia, los gallegos saldrían mejor parados que los catalanes o los valencianos.

Lo primero que llama la atención al escuchar la comparecencia de Núñez Feijoo, es que sea él en primera persona, el que asuma la gestión de este conflicto. Si en un primer momento, había sido el vicepresidente del gobierno gallego, Alfonso Rueda, el que se comprometió en el Parlamento a negociar, después delegó en el director general de Justicia, Juan José Martín, y posteriormente en el director general de Función Pública, José María Barreiro. Ahora es el propio presidente el que reta a los sindicatos, desautorizando de esta forma tanto al vicepresidente Rueda, como a los directores generales.

Feijoo vuelve a falsear las cifras

Tras la publicación en este medio, de la manipulación que se hacía con las cifras desde el gobierno gallego. En declaraciones a este medio, Manuel González Carvajal, responsable del Sindicato de UGT-JUSTICIA de Galicia, ha manifestado que “aceptamos el reto y emplazamos al presidente de la Xunta a que comparezca el próximo día 12 de febrero para negociar, si realmente es lo que pretende”. Además, el sindicalista ha asegurado que “podemos explicarle que con su propuesta de aumento, no quedamos por encima de comunidades como Valencia, ya que estos compañeros a mayores del complemento autonómico transitorio (CAT), tienen un acuerdo de carrera profesional, que no tiene Galicia, a pesar de haber sido pedido con insistencia desde UGT”.

Llegados a este punto, la pregunta que cabe hacerse es si el presidente de la Xunta se ha estado parapetando tras sus segundos espadas, o si su reto público, implica no solo la desautorización de sus subordinados, además del reconocimiento de su incompetencia en materia negociadora.