Un prescriptor es un famoso que presta su imagen para publicitar una marca o una empresa. No es una práctica barata. Por ejemplo, se dice que Cristiano Ronaldo cobra en torno a medio millón de euros por producto anunciado. En el mundo virtual, por ejemplo, Paula Echevarría cobra 15.000 euros por un solo tuit, según la fundadora de la agencia Influgency. Todo depende del caché del personaje en cuestión. ¿Y a cuánto asciende la reputación de un ministro del Reino de España? Pues depende, porque en el caso de Rafael Catalá, siendo un ministro reprobado, puede que no sea muy alto. Si encima es amigo, te puede salir muy barato. Incluso gratis, esperemos, por cuestiones de legalidad e incompatibilidad.

El caso es que Rafael Catalá, ministro de Justicia reprobado, fue el invitado estrella del despacho de abogados GC Legal este pasado martes. Una oficina privada de una empresa privada que se dedica a un sector público, como es la Justicia, que depende directamente de Catalá. Algo que no parece muy ético, pero seguro que es efectivo, porque Catalá tiene en Twitter casi 17.000 seguidores y GC Legal sólo 98. De hecho, el bufete acaba de llegar a la red social y sólo tiene publicados tres tuits: el saludo de bienvenida, el retuit a Catalá y el agradecimiento al ministro.

Seguro que la presencia de Catalá ayudará a GC Legal a impulsarse en unos inicios que siempre son duros. Aunque se hacen más llevaderos cuando tienes buenos amigos, como le pasa a su fundador y dueño de las siglas, Tomás González Cueto. Se trata de un abogado del Estado en excedencia con un pasado que le ha granjeado buenos contactos.

Tras ejercer como abogado del Estado, la llegada del Partido Popular al Gobierno en el año 1996 le abrió varias puertas más allá del mundo funcionarial. García Cueto se convirtió en secretario general técnico y pasó por tres Ministerios hasta el año 2000: Administraciones Públicas, Educación y Cultura y Presidencia. Precisamente los tres ministerios -y en el mismo orden- por los que pasó Mariano Rajoy.

Después, García Cueto fue elegido director general en el Ministerio de Justicia, entre el año 2001 y 2002, según su propio currículo. Allí tuvo la oportunidad de conocer a un Rafael Catalá 15 años más joven, que en ese año fue secretario de Estado de Justicia. Después, en 2011, justo antes de las elecciones Catalá y González Cueto volvieron a coincidir al recibir la medalla de plata de la Real Orden del Mérito Deportivo por parte del Gobierno socialista.

En esta nueva etapa del Gobierno del Partido Popular, García Cueto ha tenido unos años movidos en los que ha sido miembro del Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) y aspirante frustrado a presidir el organismo. Ahí ha protagonizando varias polémicas por su supuesta falta de imparcialidad. Sobre todo, a raíz de un proceso en el TAD contra Ángel María Villar, entonces presidente de la Federación de Fútbol, por un supuesto trato de favor. Villar contrató a un abogado del bufete Jiménez Parga donde entonces también estaba pluriempleado García Cueto.

Tanto ajetreo profesional le ha reportado una interesante cartera de contactos que no quisieron faltar a la cita del estreno de su propio bufete. Ahí estaban Luis Rubiales, presidente de la Asociación de Futbolistas españoles;  Joaquín Vives, secretario general del CGPJ; Manuel Tuero, director general del BOE; Manuel Ardanza, presidente de la Bolsa de Bilbao o el exconcejal socialista Jaime Lissavetky, según informa Confilegal.

Sin embargo, el más relevante fue, sin dudarlo, Rafael Catalá, quien utilizó su cuenta oficial y verificada en Twitter, para promocionar el bufete de su antiguo compañero en el Ministerio. Una razón por la que le han llovido las críticas en la red social.