Víctor Lenore es periodista cultural en Vozpópuli, director del podcast Truco o Trato en Subterfuge Music y autor de los ensayos Indies, hipsters y gafapastas. Crónica de una dominación cultural y Espectros de la movida. Por qué odiar los años 80. Lenore es una de las voces más polémicas del panorama periodístico español, pero también más autorizadas en materia cultural. ¿Quieres saber por qué? Dale al play en la imagen superior.

Hipsters y el indie: “En 2022 toca explicar un poco que es el hipsterismo. Algo muy sencillo, por cierto. Son los modernos de toda la vida, la sección más esnob de los culturetas. Me pilló de pleno en los 90 y en los 2000. Éramos gente anglófila, estirada culturalmente, alérgica a cualquier manifestación cultural que viniera de España. Una especie de degeneración de la cultura, la contracultura de los 60, los hippies, pero en una deformación esnob. En un momento determinado hice click y me di cuenta de que bajo esa apariencia solo había turboconsumismo. Estar a la última, ser el más guay y mirar por encima del hombro a la gente que tenía gustos sencillos. Algo, personalmente, muy insatisfactorio”.

“Hay cosas que nos parecían muy interesantes pero que no interesaban a nadie. E ignorábamos fenómenos populares como Camela o el bakalao. O el flamenquito, una música muy denostada pero que es la música popular nacional. Es la música que con más intensidad ha vivido la gente joven desde los 70”.

Reggaetón: “Aunque no lo parezca sigue siendo denostado. De hecho, hace poco me ha llegado una campaña del BNG que estaba basada en criticar la letra de SloMo, la canción de Chanel que va a Eurovisión. Decían que era una objetivación de las mujeres. Algo insistente desde la izquierda, por cierto. Es un rechazo con tintes clasistas y con cierta mirada colonial. Es cierto que en ciertos núcleos urbanos hay un reggaetón que sí gusta. Pero no te gusta Daddy Yankee porque es demasiado popular y sí Bad Bunny porque tiene un rollo queer que viene bien para tu discurso. Más allá de estas peleítas, es importante que la izquierda sigue teniendo alergia a la música popular. Uno de los artistas españoles con más éxitos es Juan Magán y es un tío de Badalona. Y no va a sonar nunca en los bares de los barrios cool porque es un chaval de barrio. Si miras la intención de voto en los barrios tiene un giro a la derecha que tiene que ver mucho con la desconexión de la izquierda con la cultura popular. Y es trágico. Hay un malentendido cultural que distorsiona los debates políticos”.

Divorcio de la izquierda con las clases populares: “El mes pasado leía Le Monde Diplomatique y había un dossier en el que se explicaba por qué pierde la izquierda. Un académico decía que la izquierda siempre había triunfado en los barrios donde el metro cuadrado era más barato, pero si ves desde los 90 hasta ahora ha ido cambiando y ahora triunfa donde el metro cuadrado es más caro. Si no se soluciona eso, la izquierda tendrá problemas. Hay un declive que tiene que ver con esto”.

C. Tangana: “Tiene mucho talento, pero ha tenido que hacer un reciclaje malasañero para que guste. Y eso que cada vez le tengo más respeto. Lo que ha hecho visibilizando a La Húngara, a Carín León, Ketama… Ha hecho algo muy importante que es reivindicar el flamenquito. Mira su Tiny Desk. Pero hay un público, la élite de los partidos de izquierdas, que les gusta Tangana porque es disfrutar de lo popular sin tener que bajar a un barrio. Es una forma de esnobismo perverso que me causa mucho rechazo. El reggaetonero preferido de Podemos y Más Madrid es Bad Bunny. Pero porque tiene un discurso queer y feminista. Pero es el más fashion de todos. Siguen teniendo un problema con los que tienen un discurso de barrio”.

La Movida Madrileña: “Si alguien quiere una foto de cómo era España en los 80, Los Chichos y Los Chunguitos serían muy necesarios: cárcel, droga, ruina, pero alegría también. La Movida refleja también la época porque llega la sociedad de consumo. Tuvimos 40 años de autarquía y, de repente, nos llegó a la vez la contracultura, la revolución sexual y la sociedad de consumo. Es demasiado para asimilar para gente que venía del nacionalcatolicismo. Y La Movida fue el carril de adelantamiento para ponernos a la altura de Europa de una manera muy desquiciada. Dicen que La Movida fue muy política, pero eso no aguanta ni cinco minutos. Almodóvar diciendo que “nosotros no éramos apolíticos, sino que militábamos en la frivolidad”. Con el libro quería explicar que era un movimiento muy politizado y ellos eran defensores de la sociedad de consumo y de cosas que no son percibidas como políticas”.

La política y las letras: “La politización de un grupo pop no está siempre en las letras. Para mi está en los lugares de relación social. El flamenco no es político por lo que dice una letra o por cómo suena una determinada música. Lo es porque crea lazo social. Cómo la gente pobre a la que el sistema les decía que eran bestias de cargas, ese lazo social les acercaba la poesía y les decía que tenían derecho al arte y a la cultura. Basar toda la politización en las letras es un análisis muy pobre”.

Enrique Tierno Galván y Manuela Carmena: “Lo primero que se me ocurre es la frase de Marx de “la historia se repite primero como tragedia y después como farsa”. Todas las aspiraciones de justicia social que se habían ido acumulando durante el franquismo llegan en los 80 y lo que dan es hedonismo. Y estoy a favor, eh. Pero nuestras vidas tienen que ser más que hedonismo. Walter Benjamin decía que había que ganar las fuerzas de la ebriedad para la revolución. Y Tierno las ganó para el proyecto del PSOE que era neoliberal. No os vamos a dar justicia social, pero nos lo vamos a pasar muy bien. La propuesta de un partido de izquierdas tiene que ser algo más que pan y circo”.

Intransigencia política: “Es muy impopular, pero es mucho más intransigente la izquierda que la derecha. Siempre he votado a la izquierda, pero no descarto hacerlo alguna vez a la derecha viendo lo que hay. Siempre he trabajado en periódicos de derechas. Es muy tradicional que en las secciones de cultura de medios conservadores se dé mucha cancha a gente de izquierdas. Algo impensable al revés. Y las secciones de cultura suelen ser mejores cuanto más a la derecha te vas. En la izquierda no se aprecian los mensajes culturales sino la adhesión a un mensaje predeterminado, que por cierto es cada vez más estrecho y pobre”.

Cultura-Política: “Son términos inseparables. Es evidente que la cultura y la política son exactamente lo mismo. Lo que realmente cierra el acceso cultural en una sociedad como la nuestra son los precios. Y de eso no se puede hablar. Las secciones de cultura son una especie de despolitización ya que solo puedes hablar de cosas estéticas, pero no de las relaciones sociales y económicas que funcionan en la industria cultural”.

Política de cancelación: “Las cancelaciones son algo trágico, y, además, muy fallidas. Se cancela a muy poca gente para la energía que se emplea para ello. Recuerdo a Barbijaputa que me intentó cancelar en una campaña bastante violenta y la cancelación duro 25 minutos porque ya había cancelado a otras tantas personas. Y tiene que ver con la derrota de la izquierda. No somos capaces de ganar batallas en el mundo real e intentamos hacerlo en Twitter. Yo me identifico con el concepto de nacional popular. Lo que decía Podemos al principio, la gente de abajo. Cuanto más se habla de la izquierda más se está perdiendo porque cuenta lo identitario. Lo realmente político es estar con la gente de abajo y con la que sufre. Han convertido que querer a tu país sea una especie de pecado. Si Pablo Iglesias, además abrazar la rojigualda, hubiera abrazado a la Virgen del Pilar o del Rocío, se habría ahorrado el dinero del chalet y estaría viviendo en la Moncloa”.

Rosalía y EEUU: “Cuando el jefe de Apple, Tim Cook, viene a España, visita a Pedro Sánchez y después se va a inaugurar la tienda de Sol y para hacerlo invita a Rosalía y dice: “Es la música perfecta para sonar en un Apple Store”. Jamás se me habría ocurrido una crítica tan cruel. Es una especie de vacío cultural en el que reina el consumo, la antítesis del flamenco. Rosalía es una artista muy talentosa en lo estético y lo audiovisual. Además, ha contribuido a noquear la hegemonía del inglés. Me merece todo el respeto del mundo, pero su música no crea relación social. Está creada en un vacío cultural”.