La postal más comentada de la gala no fue un posado de alfombra, ni un plano del auditorio en pie, ni siquiera la entrega de un galardón. Fue un selfi. Aitana Ocaña, móvil en alto y sonrisa contenida, pidió —y consiguió— una foto con Felipe VI durante la tercera edición de los Premios Vanguardia, celebrada este lunes en el Palau de Congressos de Catalunya (Barcelona), una ceremonia presidida por el monarca y a la que asistieron el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el president de la Generalitat, Salvador Illa. La instantánea, tan informal como inesperada en un acto institucional, se convirtió en cuestión de minutos en el contenido más viral de la noche.
La cantante no acudía solo como invitada: Aitana fue reconocida con el Premio Cultura por su “consolidación internacional” tras el lanzamiento de su cuarto álbum, Cuarto azul, un proyecto que ha reforzado su peso en el pop hispano y que ha marcado un año de estadios y récords de escucha. La distinción fue confirmada por varios medios y por la propia organización.
La coreografía del momento —un cruce casi casual cerca del backstage, un gesto de cercanía del rey inclinándose hacia el encuadre— terminó desembocando en lo inevitable: subida a redes. Aitana compartió el selfi en Instagram con el texto “¡Por cierto he conocido al rey por primera vez! ¡Qué majíssssimo!”, y en X remató con humor: “Sí, lo admito. Le he pedido un selfi al rey”. Minutos después, la propia Casa Real difundió la imagen en su perfil institucional, certificando de facto el carácter “oficial” de una foto nacida en el registro más desenfadado.
Como suele suceder cuando la política, la realeza y el espectáculo se tocan, la ola de reacciones fue inmediata. Algunos usuarios pusieron en duda —entre la broma y la sospecha— la autenticidad del selfi; otros celebraron la naturalidad del monarca y la espontaneidad de la artista. En los hilos virales, el gesto se leyó tanto como una anécdota pop que humaniza a la institución como una muestra de la “nueva etiqueta” digital que se instala en las grandes citas públicas.
Felipe VI entregó galardones junto a Sánchez y el editor de La Vanguardia, Javier Godó, en una ceremonia que distingue a personalidades y proyectos en ámbitos que van de la empresa a la ciencia, pasando por la solidaridad y las artes. Entre los premiados figuraron, además de Aitana, Timothy Garton Ash (Periodismo); Demetrio Carceller (Empresario del Año); Elena Barraquer (Trayectoria); Francisco Javier Sánchez Segura, por Airbus (Empresa Europea del Año); el cardenal Juan José Omella (Impulso Ciudades); y un In Memoriam al arquitecto Ricardo Bofill. También fueron distinguidas Cáritas y Cruz Roja, junto a representantes de las víctimas de la DANA, en la categoría de Solidaridad.
La Casa Real no es ajena a esta gramática de la cercanía. En los últimos años ha normalizado en sus canales escenas más distendidas -de los Juegos Olímpicos de París a actos de agenda- que conviven con el registro tradicional del ceremonial. El selfi con Aitana encaja en esa línea de comunicación que busca un equilibrio entre solemnidad y espontaneidad, especialmente cuando el foco es el reconocimiento del talento y el tejido social.
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