El escritor y abogado Luis González, quien durante un tiempo también trabajó en la banca, considera que la desinformación no es una epidemia reciente, ya que “la verdad ha permanecido oculta a lo largo de la historia”, siempre con el interés, de parte del poder, de dominar a los pueblos. Y tras esa verdad investiga y escribe sus novelas. Desde niño, las grandes aventuras de Robert L Stevenson y de Julio Verne marcaron sus principales influencias. Le entrevistamos con motivo de la publicación de su nuevo libro '¿Quién guarda al rey' (Caligrama ediciones, 2024), una novela histórica que no dejará indiferente al lector más apasionado de este género.
Pregunta: - Imagino que esta es la pregunta que más te hacen, pero es inevitable. ¿Quién guarda al rey?
Respuesta: - Se trata de una pregunta que no tiene una única respuesta. Encontraremos tres reyes en situación complicada, Sancho el Fuerte de Navarra, Pedro II de Aragón y su hijo Jaime I, todos ellos necesitados de protección. También descubriremos a un rey intemporal que vive en nuestro interior y que vamos a descubrir a través de los maestros constructores que alzaron los templos de la ruta Jacobea.
Para cada uno de ellos habrá una solución o un desenlace. Encontraremos la respuesta que nos dará la clave de su esencia o de su problema.
P: - ¿Por qué la tuya no sería una novela histórica más?
R: - Es una novela muy trabajada con una investigación detrás que ha durado más de siete años, visitando muchos templos y catedrales de la ruta Jacobea. Ha sido necesario conectar muchos datos históricos que aparentemente no tenían relación, pero que unidos nos revelan un mensaje transcendente.
P: - Alguien que se lea esta segunda obra, ¿quedará con ganas de leerse la primera de la saga, “La casilla de la muerte”?
R: - Ambos libros guardan historias cerradas y autónomas y pueden leerse en cualquier orden. ¿Quién guarda al rey? Aborda la herejía de los cátaros y su obstinada fe. La defensa de su verdad hasta el exterminio nos da una idea de sus convicciones y del peligro que sus creencias suponían para la iglesia.
La primera de la saga, La casilla de la muerte, trata sobre las causas de la desaparición de los templarios y las claves que ocultaron en el juego de la Oca.
Un tablero en forma de espiral como nuestra galaxia, cuajado de símbolos que representa el Camino de Santiago.
Ambos, cátaros y templarios se afirma que eran los portadores del Grial, que compartían una misma verdad, incluso se ha hablado de un tesoro. Ese tesoro o ese Grial que guardaban era algo más valioso que el oro, era un tesoro de conocimientos que vamos a tratar de desvelar junto a los maestros constructores.
P: - La edad media es la etapa histórica que más te atrae. ¿Por qué?
R: - Es una época donde se construyeron las catedrales y se descubrió el gótico. En Europa se movilizaron más toneladas de piedra que en las pirámides de Egipto. Pero aquí, como en los jeroglíficos egipcios también encontramos mensajes esotéricos encriptados en los templos del Camino de Santiago. Mensajes que trascienden más allá de la mera representación artística, pero que es preciso pararse y reflexionar para tratar de comprender el auténtico mensaje oculto.
P: - ¿El mundo actual tiene ingredientes para ser argumento de futuras novelas épicas?
R: - Vivimos una época de desinformación a todos los niveles, algo que ya viene desde el principio de los tiempos. La verdad siempre ha permanecido oculta, pero aquel que busca, la encuentra. Mis novelas, en el fondo tratan de la desinformación que ha sufrido el ser humano a lo largo de los tiempos, de aquellas verdades que han puesto en peligro a instituciones tan poderosas como la iglesia. Verdades que empoderan al ser humano, que le hablan de sus capacidades ocultas y esa información el poder jamás quiere revelarla, esa información la quieren para sí.
P: - ¿Te consideras un escritor de aventuras?
R: - Mis primeras lecturas fueron de aventuras, y en el fondo es lo que más me gusta, las aventuras y los descubrimientos, la unión entre religión y ciencia, los códigos ocultos y las organizaciones secretas.
Mi primer libro comienza con la batalla de las Navas de Tolosa y este segundo con la batalla de Muret. Hay un amplio espacio para la aventura, para la conspiración y para la épica, pues es un momento histórico apasionante en los reinos de la península ibérica.
P: - De niño la lectura te cautivó. ¿Cuál fue el primer libro que te impactó y por qué?
R: - Mi primer libro fue La isla del Tesoro de Robert L Stevenson, pero las que más me impactaron fueron las novelas de Julio Verne. La vuelta al mundo en 80 días me encantó, pero la más impactante fue Viaje al Centro de la Tierra.
Aquí se daban muchos ingredientes que me cautivaron. En primer lugar, un pergamino que ocultaba un criptograma, cuyo mensaje alquímico había que descifrar. El mensaje da origen a un viaje apasionante para entrar en las entrañas de la tierra.
En gran parte mis novelas guardan un paralelismo con ese Viaje al Centro de la Tierra. Enigmas por descubrir y en un viaje hacia el centro, en este caso, hacia el centro del ser humano.
P: - Tres mundos. El del derecho, el de la banca y el de la literatura. Diferencias y posibles similitudes.
R: - El derecho me dio la oportunidad de leer mucho, de comprender la historia de España a través de los fueros, de las cartas pueblas y del derecho romano. El derecho te ayuda a comprender los procesos históricos y a valorar su importancia y sobre todo a redactar y a escribir de forma clara y concreta.
La banca te da un poso mercantil, de conocimiento del mercado y de la economía. Un complemento muy necesario para valorar mejor cualquier hecho histórico. Creo que ambos mundos me han servido de mucho para formarme como escritor.
P: - Hay quien dice que la literatura no cambia nada, mientras otros lectores aseguran que transforma la mirada. ¿En ti produce algún cambio?
R: - La literatura nos hace vivir cosas nuevas, otras vidas, pero sobre todo nos ayuda a entender mejor el mundo que nos rodea. Comprender y valorar las motivaciones ultimas de la naturaleza humana, como el odio, el amor, la guerra o la muerte. Cuando entendemos a los demás, estamos más dispuestos a escuchar y a valorar al otro. La literatura nos hace más empáticos, más tolerantes y en el fondo mejores personas