Yung Beef cerró la noche del pasado viernes en el autocine de Madrid su gira de El Día de la Bestia volviendo a descender a los infiernos por última vez. El que es ya un orfebre del trap, dedicado a moldear su música, ha ofrecido el espectáculo que una espera cuando va a un concierto del de Granada -todo el mundo sabe lo que hay-, aunque esta vez, el satánico creador de Adromicfms, ha enseñado su fórmula pecaminosa para adentrarse en el infierno. 

El limbo es la primera fase. Un estado de trance temporal antes de comenzar a descender. En ese espacio aún no pueden olerse las drogas ni ver las luces de neón con claridad, sólo es la toma de contacto con el ritual. Este lo abrió Beef Boy, tal y como acostumbra el de granada en sus shows, un tema de hace una década que, ahora en retrospectiva, funciona de medidor de una escena trap repoblada por él mismo. Todo el público se lo sabía de memoria y lo repitió como un mantra antes de dejarse guiar por su Virgilio durante el proceso. 

Entre tanto, llegó la lujuria, un eje vertebrador de su carrera musical que aúna a la multitud alrededor de perreos lentos y sucios como los de Me gustaron tus nai, junto a Soto Asa, también presente en la capital. La trayectoria del Seco no se entiende sin el sexo como fuente y cura a la vez de todos los males para el trapero atormentado por sus demonios. Excesos que empiezaron a llegar desde ambos laterales del público en forma de baile y saliva. Él, correspondió desde el escenario con su séquito de bailarinas haciendo contorsiones alrededor de una mesa de banquete sobre la que el cantante se apoyaba cómodo y desde luego, resabiado. En estas, salían a relucir algunos clásicos como Diablo Remix, con Sticky. MA, que rechazaba acudir al Madrid Salvaje la misma noche que aparecía por el autocine de Madrid, Brazy o Percosex. Una porción de la amplia discografía dedicada a los placeres de la que dispone Yung Beef, consagrado a pervertir a su séquito, que de hecho, se dejó de buena gana mientras él empezaba a convertir la miseria en estética y la derrota en estilo de vida con Llorame un río, una canción atemporal

Los invitados no dejaron de aparecer. Artistas de La Vendición y su órbita como 8belial, que salía al escenario para cantar WINE, encontrada dentro del último disco del granadino, El Plugg 3, se turnaban en el escenario para completar el concierto. Aquí comienza el hambre, la gula. Un apetito imprescindible para cualquiera con una trayectoria como la del trapero, que no se ha dejado amedrentar en más de una década y ha erigido sus propias normas en un tablero preestablecido. La sensación de esa misma anarquía se enredó también entre el público, insaciable por consumir más partes de Yung Beef. Había mucha ansia. Algunos incluso enumeraban en alto las que "tenía que cantar" en los próximos arcos de su descenso al infierno, que continuó con algunos temas recientes pero igual de abrazados como Bailando el dembow, junto a la Albany, que no apareció por el autocine en la noche del viernes. Llegados a este punto, las sustancias se hacían cada vez más visibles y la multitud aún más entregada.

Pecadores con suerte

La triada de avaricia, ira y pereza, se dedicaba casi íntegramente a repasar los pelotazos de La Mafia del Amor, un fenómeno que los presentes vivían como una estrella fugaz que pasaba a toda velocidad y que no podían perderse. Yung Beef desempolvaba temas como Tropical, Multiorgásmica y Xapiadora, antes de pasar de invitar a los testigos de aquello, que ahora son cantantes como los Disobey, ladiferencia2006 y Xiyo y Fernandezzque se subían a entonar Riffle Bisexual -junto a l0rna-, Sin Ti y Ruina. Es tarea difícil aquello de "matar al padre" cuando el padre es Yung Beef

El granadino modificaba los pecados capitales en este punto, para añadir dos nuevos y suprimir los que terminarían con la lista original. Supongo que el trapero tiene razón, y es antes un violento y un hereje que un envidioso y soberbio. La agresividad y el satanismo son sus dos vías de purgación de un mundo enfermo de sí mismo en el que hay que distinguir a "quienes llevan la música" dentro de sí, eso bien lo sabe el trapero. Bajo esas dos premisas, Metrika -quién si no- salía al escenario para cantar junto al de Granada un tema inédito que verá la luz el mes que viene. "Me gustaría repetir lo de tú y yo", cantaron al unísono cuando el show de una hora y media ya había conducido al infierno y sus criaturas. Al final, Yung Beef nos hizo la confesión que ya todo el mundo sabe con Ready pa´morir,  todos somos pecadores y él sigue cayendo pa'rriba.

Recuerdo que en el otro Día de la bestia, análogo de la fiesta del granadino, el personaje de Álex Angulo deambulaba por las calles de Madrid cometiendo actos malignos para completar una compleja misión: convocar al demonio. A la vuelta del concierto pensaba que si el protagonista de la película hubiera sido Yung Beef, probablemente le habría bastado con un par de horas

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