Durante estos días se podrá ver en pantalla de cine la tercera película que cierra el último tríptico de “Exhibition on Screen”. Dirigido por Phil Grabsky, el documental se introduce en la exposición sobre el movimiento que giró alrededor del galerista de arte,  Paul Durand-Ruel.


Los impresionistas contextualiza el momento artístico francés con especial énfasis a la deriva academicista en la que se vea inmersa después de un neoclasicismo que en su oposición al romanticismo había terminado por dar forma un grupo de artistas que creaban expresamente para la demanda de la época. Obras sin apenas interés, formalmente intachables pero carentes de genio. Obras cuyos temas satisfacían plenamente a una sociedad que acudía a los salones, de índole institucional, en busca de obras. Era un momento preciso para una revolución en el campo artístico; también muy complicado debido a la cerrazón y al control imperante para promover un tipo de arte que era, ante todo, económicamente muy lucrativo.



En ese contexto surge Durand-Ruel, quien descubre que algunos pintores están desarrollando un nuevo arte que surge como respuesta no solo a todo lo anterior, sino también a una evolución lógica de la pintura tras la aparición y paulatina extensión de la fotografía, medio que no solo reproducía la realidad con una teórica mayor precisión; también había creado un público que demandaba fotografías antes que cuadros. Por otro lado, los avances técnicos permitieron enfatizar una práctica que venía ya desarrollando en algunos artistas de manera puntual, aunque no de la form en que lo llevarían a cabo los impresionistas: pintar al aire libre. El estudio se queda pequeño, el artista quiere enfrentarse a la naturaleza cara a cara. Y captar el momento, la impresión. Se convierten en retratistas de la vida moderna –nuevos temas para nuevos tiempos- y revolucionan la pintura, abriendo el camino a los ismos del XX de la vanguardia y sucesivos movimientos al evidenciar los elementos constitutivos de la pintura, incluso su materialidad.



El documental presenta muy bien todo el desarrollo anterior a partir de la figura de Durand-Ruel, quien luchó dentro del marco artístico para exponer a artistas como Monet, Manet, Degas, Renoir, Berthe Morisot (excelente pintora siempre a la sombra de Manet, su marido), entre otros. La idea moderna del galerista de arte comienza con él y una idea del comercia artístico que Durand-Ruel puso en marcha cuando marchó a Estados Unidos a exponer a los impresionistas, siendo allí el lugar de verdadera explosión del movimiento. El documental, antes de llegar ahí, introduce de manera clara y precisa cómo este estallido artístico se inicia en el romanticismo y en el realismo, quizá incluso antes, en la Venecia renacentista y en su trabajo cromático.


Un itinerario muy interesante y diferente –apenas se suele hablar de Durand-Ruel- que permitirá al espectador conocer el impresionismo desde una perspectiva distinta pero que no se olvida en momento alguno de la grandeza de los pintores que dieron forman al movimiento gracias al acercamiento a algunas de sus obras claves.