Aunque lo habitual es pensar que el perro tiene como referencia principal a su dueño o dueña, los expertos señalan que no siempre es así. Muchos animales acaban escogiendo como figura preferida a otra persona, que puede ser un miembro de la familia, el paseador e incluso alguien externo como el cartero.
La especialista en protección animal Carol Erickson, en declaraciones a CBS, asegura que la elección no depende únicamente de la comida: “Los perros deciden en función de la atención constante, el juego y la cercanía física. Quien genera experiencias positivas de manera regular tiene más opciones de convertirse en el favorito”.
La importancia de los primeros meses de tu perro
La plataforma especializada Rover recuerda que los seis primeros meses de vida son clave en la construcción de vínculos. Durante ese periodo, el perro establece lazos profundos que pueden marcar su relación futura con las personas. Aun así, esto no significa que un perro adulto no pueda crear conexiones fuertes con alguien nuevo y ser muy cariñoso.
Algunas razas, como el Border Collie o el Pastor Alemán, tienden a establecer un apego más exclusivo y suelen elegir a una sola persona como referencia principal.

Cómo influyen la voz y la calma
El portal científico Elle Vet Sciences apunta que los perros son muy sensibles al tono de voz, a los gestos y al estado emocional de quienes los rodean. Una persona que transmite calma y estabilidad genera confianza en el animal, mientras que quienes muestran nerviosismo o estrés tienen menos posibilidades de convertirse en esa figura de apego.
Un vínculo que se construye día a día
La elección del “favorito” no es una cuestión fija. El trato cotidiano, la constancia y la capacidad de ofrecer seguridad y afecto determinan en gran medida quién ocupa ese lugar especial en la vida del perro. Y, aunque no siempre sea su dueño, lo cierto es que para el animal esa persona se convierte en un auténtico punto de referencia.
Beneficios de convivir con un perro
No hay duda de que el simple gesto de acariciar a un perro no solo transmite alegría, también contribuye a disminuir la ansiedad y el estrés, ya que favorece la liberación de endorfinas y reduce el nivel de cortisol, la hormona relacionada con la tensión. En este sentido, contar con un perro como mascota es altamente beneficioso.
Pero es que además cabe destacar que la vida con un perro también invita a moverse más. Así, los paseos diarios se convierten en una rutina necesaria que beneficia tanto a la mascota como a la persona que la acompaña, ayudando a mantener un estilo de vida más activo, algo que es muy saludable para el cuerpo y la mente.
Además, un perro ofrece compañía constante, lo que puede aliviar la soledad y reforzar el equilibrio emocional. Muchas razas tienen, incluso, un marcado instinto de protección que añade un plus de seguridad en el hogar. Por último, pasear con un perro abre la puerta a relacionarse con otros dueños y vecinos, lo que favorece la socialización y crea nuevas conexiones entre personas.
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