Venecia, también considerada como “la ciudad del amor” – además de París – ha limitado el número de viajeros por góndola, siendo 5 turistas en vez de 6. Y no precisamente como medida preventiva del coronavirus, sino por el sobrepeso de los turistas.

Andrea Balbi, presidente de la Asociación de Góndolas de Venecia, ha reconocido al medio CNN: “Durante los últimos diez años los turistas han aumentado de peso. En vez de hacerles subir a una báscula antes de viajar en góndola hemos decidido limitar el número".

Los gondoleros han adoptado por esta decisión no solo por la imposibilidad de cargar con los turistas, sino también por el nivel de peligrosidad.

La ciudad de los canales también aplicará esta limitación a las góndolas “taxi” (las grandes), que van a pasar de 14 plazas a 12.  Según las declaraciones de Raoul Roveratto, jefe de la asociación de gondoleros sustitos a AFP: “Cargar a turistas de algunos países es como cargar bombas. Y cuando la góndola está llena, el caco se hunde y entra agua”. Y añadía: “Seguir adelante con más de media tonelada de carne a bordo es peligroso”.

Licencias góndolas

Actualmente, Venecia cuenta con 433 licencias de gondoleros y 180 sustitutos, pero el ayuntamiento barajea la opción de aumentarlas. Pero, ¿qué tienen que hacer para tener el permiso? Los gondoleros tienen que pasar un examen o pueden heredarla de sus padres. Eso sí, siempre que demuestren un gran dominio al frente de la lancha.

“Cargar a turistas de algunos países es como cargar bombas. Y cuando la góndola está llena, el caco se hunde y entra agua”

La corporación municipal insiste en que esta no es una medida económica, sino para garantizar seguridad tanto a ls turistas como a los profesionales de la actividad.  Asimismo, otro problema que se suma es la gran cantidad de lanchas que producen un colapso en los canales.

Sin embargo, Venecia no ha sido la pionera en cambiar sus medidas de seguridad. En 2018, la isla de Santorini (Grecia) prohibió a los turistas con más peso montar en burros. Una medida impulsada por los activistas que alegaban que esa actividad perjuducaba la salud de los animales.