Sumérgete en Teruel y descubre Calaceite, un gran municipio literario que ha sido refugio de varios premios Nobel y escritores internacionales que lo eligieron para vivir y crear sus fascinantes obras. Además, este pueblo está considerado como uno de los más bonitos de España, gracias a su valioso patrimonio histórico y a sus legendarios yacimientos arqueológicos.

Un rincón literario en el corazón del Matarraña

Con menos de mil habitantes, este pequeño pueblo de Teruel ha sido, durante décadas, refugio de grandes figuras de la literatura. Entre los años 70 y 90, escritores como José Donoso, referente del boom latinoamericano, eligió este rincón para vivir y escribir. También lo hicieron autores como Ángel Crespo, Didier Coste, Mauricio Wacquez o Giorgio della Roca, atraídos por la paz, el paisaje y la atmósfera creativa del lugar. Su presencia convirtió el pueblo en un inesperado núcleo intelectual dentro del mundo rural, marcando su vida cultural y proyectándolo más allá de sus fronteras. 

De las huellas antiguas al resurgir de un pueblo

Desde tiempos prehistóricos, esta tierra ha estado habitada por su riqueza natural, como prueban sus pinturas rupestres y restos íberos. Con la llegada de los árabes, se convirtió en una fortaleza agrícola, hasta que fue reconquistada en el siglo XII. Calaceite pasó por varias órdenes y señoríos, destacando la Orden de Calatrava, y en 1644, durante la guerra de Cataluña, fue saqueada e incendiada, perdiendo gran parte de su patrimonio. Gracias a un periodo de paz en el siglo XVIII, el pueblo resurgió con fuerza, reconstruyendo muchos de sus edificios y conservando hasta hoy la huella viva de su historia.


Museo Juan Cabré (Foto: Ayuntamiento de Calaceite)

Entre plazas, portales y capillas con alma

Recorrer Calaceite es adentrarse en un laberinto de historia, piedra y tradición, donde cada rincón guarda una narración y cada calle susurra el espíritu de un pueblo que ha sabido conservar su esencia con el paso del tiempo.

Uno de los principales destinos a los que se debe acudir es el legendario Ayuntamiento, un magnífico edificio renacentista construido entre 1609 y 1612 por Pedro Pizarro. Su elegante fachada domina la Plaza de España y, en su planta baja, conserva la antigua lonja y las cárceles, que hoy forman parte de la llamada Ruta de las Cárceles del Mezquín-Matarraña. Además, en su interior también es importante destacar el Salón de Plenos y una capilla con un altar restaurado en su primer piso, donde deslumbra un increíble crucifijo del Santo Cristo. Por último, este edificio guarda diversos documentos históricos de gran valor, como los estatutos penales del siglo XVII, que reflejan la compleja justicia de aquella época.

Frente al Ayuntamiento se extiende la Plaza de España, el corazón del municipio, que ha servido como punto de reunión de los habitantes a lo largo de los siglos. Esta plaza ha sido escenario de ajusticiamientos, asambleas y actos religiosos, además de juicios populares, mercados y almacenamiento subterráneo de cereales. Desde aquí parten algunas de las calles más pintorescas de Calaceite, como la calle Mayor y la calle Maella.

Muy cerca se encuentra la Plaza de los Artistas, un espacio más reciente, inaugurado en 1999, donde disfrutar de vistas panorámicas y del carácter artístico del municipio.

Continuando con el recorrido, se llega al auténtico Portalet de Maella, una entrada histórica al casco antiguo con un trazado empedrado y arquitectura tradicional, con casas adosadas y escaleras irregulares.

Entre los edificios civiles destaca también la Casa Moix, un gran ejemplo de arquitectura del siglo XVIII. Su fachada es inconfundible, llegando a ser reproducida en el Pueblo Español de Barcelona como emblema del patrimonio aragonés. Actualmente, acoge actividades culturales que avivan la vida del municipio.

En este recorrido lleno de historia es imprescindible adentrarse en el Museo Juan Cabré, que rinde un gran homenaje al arqueólogo calaceitano que da nombre al recinto. En sus salas se exponen piezas que engloban desde tiempos prehistóricos hasta la época visigoda, incluyendo importantes restos íberos.

Por su parte, Calaceite también ofrece un rico patrimonio religioso. El monumento religioso más importante del pueblo es, sin duda, la Iglesia de la Asunción. Se trata de una arquitectura barroca, construida en 1695 sobre una antigua iglesia medieval. Las puertas del sepulcro, la decoración interior y su relevancia histórica hacen de esta iglesia un punto imprescindible.

Otro gran ejemplo es la Capilla de la Virgen del Pilar, construida sobre uno de los antiguos portales de la muralla del pueblo. Es una construcción que destaca por su arquitectura barroca del siglo XVIII y su ubicación estratégica, en la confluencia de hasta ocho calles.

A su vez, la Capilla de San Roque fue construida en 1613 junto al antiguo hospital, pero fuera de las murallas, para alejar posibles contagios de enfermedades como la peste. A día de hoy, sigue siendo un lugar de culto durante festividades locales.

Por último, cerca de la entrada sur del pueblo se encuentra la Capilla de San Antonio, que formaba parte del sistema defensivo del municipio, integrando fe y protección. Actualmente, es un gran protagonista en actos litúrgicos durante las festividades.

Yacimientos arquitectónicos y mágicas rutas de senderismo que transportan al pasado

Desde lo alto de un cerro, la Ermita de San Cristóbal ofrece una de las vistas más espectaculares de la comarca del Matarraña. Este sencillo templo se ha convertido en un punto de referencia para senderistas y peregrinos, especialmente durante la romería de San Cristóbal.

Otro espacio rural con encanto es la Ermita de Santa Ana, situada entre campos de olivos. Su valor reside en la atmósfera del entorno y en las rutas de senderismo que parten desde allí, conectando al visitante con la naturaleza que rodea el pueblo.

La Bassa, por su parte, es un antiguo depósito de agua esencial para el abastecimiento del pueblo, que más tarde se transformó en un lavadero y punto de reunión para las mujeres del municipio. Actualmente, es una plaza tranquila, perfecta para pasear y recordar cómo era la vida en tiempos pasados.

La riqueza de Calaceite se completa con sus importantes yacimientos arqueológicos. El más relevante es el Poblado Ibérico de San Antonio, a solo 1 km del casco urbano, que conserva restos de murallas, viviendas y cerámica que muestran cómo vivían los íberos entre los siglos V y III a.C.


Poblado Ibérico de San Antonio. Ayuntamiento de Calaceite

No muy lejos de allí se encuentra el Poblado Ibérico de Tossal Redó, compuesto por dos asentamientos. El más grande ha sido restaurado recientemente, mostrando una interesante estructura urbana con calles conectadas a casas de planta cuadrada.


Poblado Ibérico «Tossal Redó». Ayuntamiento de Calaceite

Por último, el Poblado Ibérico de Els Castellans es otro testimonio del pasado ibérico de Calaceite. Excavado a principios del siglo XX, este yacimiento destaca por su planificación urbana y su sólida estructura defensiva. Es un sitio esencial para quienes desean sumergirse en el legado más antiguo del municipio.

Entre dulces almendrados y platos tradicionales: el festín de Calaceite

La cocina de Calaceite, profundamente ligada a los productos de su tierra, es un gran atractivo para los habitantes y visitantes de la zona. Entre sus platos típicos destacan la cassolada, la cassolada de l’hort, el cóc en primentró, los fesols en sardina, así como platos con manos de cerdo, perdices y tordos. El aceite de oliva, con Denominación de Origen Bajo Aragón, es un ingrediente esencial en su cocina y un símbolo de la calidad gastronómica de la localidad.

Por su parte, los dulces de Calaceite también triunfan entre la población, con las almendras como ingrediente estrella. Destacan, además, las panadetes rellenas de cabello de ángel, los mantecats elaborados con manteca de cerdo y el cóc en mel, preparado con miel, huevos, harina y aceite de oliva.

Súmate a

Apoya nuestro trabajo. Navega sin publicidad. Entra a todos los contenidos.

hazte socio