Murallas medievales, calles empedradas, casas de piedra rojiza y un pasado que aún se respira en cada rincón. Este pueblo de Segovia no es tan conocido como Pedraza o Sepúlveda, pero quien lo visita se lleva una sorpresa: guarda siglos de historia y una belleza que no necesita adornos. Hablamos de Ayllón, situado al nordeste de la provincia, muy cerca de los límites con Soria y Guadalajara. Pasear por esta villa, que ha sabido cuidar y mantener a lo largo de los siglos su trazado medieval, es una invitación a viajar al pasado.
Por sus calles han pasado reyes como Alfonso VI, que reconquistó la localidad para el reino de Castilla, Alfonso VII, Alfonso VIII, Fernando III, Fernando IV, Juan II y ya en 1929, la infanta doña Isabel. Incluso San Francisco de Asís pisó esta villa en 1214, cuando fue para inaugurar un convento del que hoy en día solo quedan las ruinas. Otra visitante ilustre es Santa Teresa de Jesús, quien acompañada de su insparable Ana de San Bartolomé, pernoctó en la hospedería del entonces convento de frailes menores de San Francisco dos noches, en 1581. Hoy en día, es un establecimiento hotelero.
Ayllón fue reconocido en 1973 como Conjunto Histórico-Artístico, y forma parte de los llamados pueblos rojos por el tono de su arquitectura, construida con arenisca ferruginosa, característica de la zona. Además, desde 2013 forma parte de la lista de los pueblos más bonitos de España, un galardón otorgado por la asociación del mismo nombre.
Pero la historia de Ayllón, no empieza en el medievo. La zona estuvo poblada desde tiempos antiguos, con asentamientos celtíberos documentados en sus alrededores. Más tarde, los romanos ocuparon el territorio, probablemente aprovechando su situación estratégica y la abundancia de agua en la zona. Durante la Alta Edad Media, el control pasó a manos musulmanas, que construyeron las primeras fortificaciones y asentaron bases defensivas. La repoblación cristiana llegaría en el siglo XI, tras la reconquista por parte de Alfonso VI.
Ayllón, un pueblo segoviano con una historia más allá del medievo
Coronando el cerro que domina la localidad se alza La Martina, una torre de origen árabe que se ha convertido en el símbolo más reconocible del pueblo. De planta pentagonal y rematada por almenas, esta antigua torre-vigía formó parte de la fortificación musulmana que protegía el asentamiento. En sus muros aún se abren dos grandes arcos de medio punto, posiblemente vinculados al antiguo camino de ronda de la muralla.
Tras la reconquista cristiana, se construyó junto a la torre la desaparecida iglesia de San Martín, de la que deriva su nombre y la torre fue reutilizada como campanario, adquiriendo nuevas funciones sin perder su carácter defensivo. A sus pies se conservan restos de tapial árabe conocidos como Los Paredones, desde los cuales puede apreciarse el trazado original del recinto amurallado y las ruinas de la iglesia de Santiago. Además, en la cima del cerro se han hallado vestigios de origen celtíbero y romano, lo que demuestra la ocupación milenaria del lugar.
Hoy, desde este punto elevado, se contempla una vista privilegiada del núcleo urbano, sus campos circundantes y la cercana Sierra de Ayllón, haciendo de la subida un recorrido obligado para comprender la dimensión histórica y paisajística de la villa.
Un viaje a la Edad Media
El acceso al casco histórico se hace cruzando un puente medieval sobre el río Aguisejo y atravesando el Arco medieval, una de las antiguas puertas de la muralla que aún se mantiene en pie. A partir de ahí, las calles empedradas llevan al visitante por un laberinto de casas nobles, escudos heráldicos y fachadas de piedra tallada.
El corazón de la localidad es la Plaza Mayor, rodeada de soportales y presidida por la Iglesia de San Miguel, de origen románico. Este templo acoge hoy la Oficina de Turismo. Justo enfrente se encuentra el Ayuntamiento, ubicado en el antiguo Palacio de los Marqueses de Villena, que da fe del pasado noble del pueblo. El edificio se incendió en 1945 y sólo se salvó la fachada, pero está completamente restaurado.
La plaza es el centro neurálgico de la localidad y encontramos allí la fuente de los Cuatro Caños, construida en 1892 para conmemorar el cuarto centenario del descubrimiento de América
Entre los monumentos más representativos se encuentra el Palacio de los Contreras, también conocido como la Casa-Palacio de don Álvaro de Luna. De estilo gótico isabelino, destaca su portada, que es una de las más fotografiadas de Segovia y en su interior se encuentran artesonados mudéjares. Actualmente está en manos privadas y hay una campaña ciudadana para que se pueda visitar de forma libre varios días al mes.
Otro edificio relevante es la Iglesia de Santa María la Mayor, de estilo neoclásico, consturida entre finales del siglo XVII y principios del XVIII. El templo ha incorporado elementos procedentes de otros edificios religiosos ya. desaparecidos, como el retablo mayor, procedente del convento de San Francisco.
Ayllón, el pueblo medieval de Segovia que te transporta al pasado
Vista nocturna del Palacio de los Contreras (Foto: Turismo del Ayuntamiento de Ayllón)
Imagen nocturna de la Plaza Mayor (Foto: Turismo del Ayuntamiento de Ayllón)
Vista general de la Plaza Mayor (Foto: Turismo del Ayuntamiento de Ayllón)
Fuente de los Cuatro Caños, construida en 1892 para conmemorar el cuarto centenario del descubrimiento de América (Foto: Turismo del Ayuntamiento de Ayllón)
Palacio de los marqueses de Villena, donde se ubica el Ayuntamiento(Foto: Turismo del Ayuntamiento de Ayllón)
Arco medieval(Foto: Turismo del Ayuntamiento de Ayllón)
Restos del castillo y la murlla (Foto: Turismo del Ayuntamiento de Ayllón)
Muralla de Ayllón (Foto: Turismo del Ayuntamiento de Ayllón)
Iglesia de Santa María la Mayor (Foto: Turismo del Ayuntamiento de Ayllón)
Interior de la Iglesia Santa María la Mayor (Foto: Turismo del Ayuntamiento de Ayllón)
Iglesia de San Juan (Foto: Turismo del Ayuntamiento de Ayllón)
Convento de San Francisco (Foto: Turismo del Ayuntamiento de Ayllón)
Escenario de pactos, leyes y leyendas
Este enclave segoviano no solo destaca por su arquitectura: también fue escenario de momentos históricos relevantes. Aquí se firmó en 1411 un tratado entre Castilla y Portugal para poner fin a las disputas sucesorias, y un año después se promulgaron las llamadas “Leyes de Ayllón”, que regulaban el trato a judíos y mudéjares, reflejo de las tensiones de la época.
Durante el siglo XV, la villa fue residencia del poderoso condestable Álvaro de Luna, figura clave en la corte de Juan II de Castilla. Su presencia dejó una fuerte huella en la estructura y desarrollo del municipio.
Judíos en Ayllón
Druante el siglo XII la localidad albergó una importante aljama o comunidad judía. Según la leyenda, a finales del siglo XIII, se produjo un movimiento mesiánico instigado por un líder conocido como el 'Profeta de Ayllón', que vaticinaba la llegada del Mesías el último día del mes hebreo de tammuz (junio o julio) del año 1295, anunciada por el sonido del shofar (cuerno de carnero). La señal no apareció, pero sí cruces en las puertas de las casas de los rabinos, que fueron interpretadas por algunos como una señal divina para que se convirtieran al cristianismo, mientras que otros lo consideraron una señal del diablo.
Más tarde, en 1412, durante la regencia de Catalina de Lancaster, se promulgaron las llamadas 'Leyes de Ayllón', también conocidas como el Segundo Ordenamiento de Valladolid, que impusieron severas restricciones a las comunidades judías y mudéjares, incluyendo la pérdida de autonomía judicial, la prohibición de ejercer numerosos oficios y la obligación de residir en barrios exclusivos y cerrados, marcando un punto de inflexión en la convivencia interreligiosa en Castilla.
Tras la expulsión de los judíos en 1492, muchas familias de Ayllón emigraron a lugares como Salónica, Ámsterdam y Egipto. Entre sus descendientes destaca Salomón Ayllón, rabino de la comunidad sefardí de Londres en el siglo XVII. El apellido Ayllón se ha mantenido en diversas variantes, como Aghion o Alyon, en comunidades sefardíes de todo el mundo.
Un entorno natural que invita a quedarse
Rodeada la Sierra de Ayllón, una de las estribaciones montañosas del Sistema Central, la villa ofrece un paisaje de gran valor natural. A poca distancia se encuentran espacios protegidos como el Parque Natural de las Hoces del río Riaza y el Cañón del Río Lobos, ambos ideales para practicar senderismo, ciclismo o avistamiento de aves. Ya en la vertiente de Guadalajara, encontramos el Hayedo de la Tejera Negra, una auténtica joya natural y el bosque de este tipo más al sur de Europa.
Esta combinación de historia y naturaleza convierte al pueblo en una base ideal para excursiones o escapadas de fin de semana.
Muy cerca, se encuentra una de las rutas más coloridas de la provincia de Segovia, la ruta de los pueblos rojos, amarillos y negros. Está formada por poblaciones muy pequeñas, con casas que parecen mimetizarse con el tono de la tierra. Entre ellas destacan Madriguera, símbolo del rojo, El Muyo, con sus singulares tonos oscuros, y Serracín, que combina ambos colores con armonía. También merecen una mención Villacorta, Alquité y Martín Muñoz de Ayllón.
Tradiciones vivas y festivales de música en Ayllón
Ayllón celebra cada año varias fiestas con gran participación popular. Las más destacadas son las Fiestas de San Miguel, patrón del municipio, y el evento Ayllón Medieval, que se celebra a finales de julio. Durante ese fin de semana, el pueblo se transforma por completo: talleres de artesanía, espectáculos callejeros y vecinos ataviados con trajes de época recrean el ambiente de la Edad Media.
Desde 2018 también acoge el Fogo Rock, un festival de música que ha atraído a artistas nacionales y a un público joven, sin perder la esencia rural del entorno. Su objetivo es promover proyectos culturales, artísticos y musicales en los pueblos de la zona, actuando en red junto a los distintos agentes, entidades y asociaciones locales.