Puede que los telespectadores más jóvenes no lo recuerden, aunque casi seguro que han oído hablar de él, y es que el pueblo burgalés del que se habla en las siguientes líneas, Poza de la Sal, vio nacer y crecer al mítico presentador de El Hombre y la Tierra, el inigualable Félix Rodríguez de la Fuente.

Hasta los más despistados o quienes por edad no llegaron a ver este fabuloso programa recuerdan al hombre que nos hizo amar el mundo que nos rodea. Nacido el 14 de marzo de 1928, Félix Rodríguez de la Fuente dedicó toda una vida a la fauna y la flora, sentando cada día a millones de españoles frente al televisor dispuestos a explorar la naturaleza. 

Así fue hasta que a la edad de 52 años falleció tras un accidente de avión en Alaska. Como homenaje, el icónico presentador tiene su propia estatua en Poza de la Sal, que fue donada por el programa de Iker Jiménez, Cuarto Milenio, tras un programa en el que se recordaba con cariño al gran amigo del lobo ibérico.

Estatua de Félix Rodríguez de la Fuente en Poza de la sal.

Estatua de Félix Rodríguez de la Fuente en Poza de la Sal.

La historia de "el salero" de España

Poza de la Sal es una preciosa villa medieval ubicada en la ladera de la sierra burgalesa, en la comarca de Bureba, que recibió el distintivo de conjunto Histórico-Artístico en 1982. No obstante, su importante patrimonio no se entiende sin su historia, así que antes de poner un pie en este pueblo burgalés debes saber que en este territorio hubo asentamientos humanos prehistóricos, prerromanos, romanos y medievales hasta la modernidad.

Destaca de Poza de la Sal su conjunto salinero, uno de los más relevantes a nivel mundial, cuya explotación se ha documentado desde época romana hasta la actualidad. Entre los siglos IX y XII, Diego Rodríguez Porcelos, conde de Castilla y fundador de la ciudad de Burgos en el año 884, repobló este antiguo enclave romano y promovió la defensa del lugar.

Si se observa Poza de la Sal desde aire, la imagen que presenta se asemeja a la de un enorme cráter natural formado hace milenios que facilitó la formación de las salinas. Su forma propició la producción de sal desde el Neolítico, cuando los antiguos pobladores descubrieron cómo fabricar sal a partir del agua salada. La explotación de este recurso natural ha servido de motor económico al pueblo durante siglos y por ello el lugar ha sido bautizado por sus habitantes como "el salero"

Vista aérea de las pozas de sal de Poza de la Sal, Burgos. Raíces de Castilla

Vista aérea de las pozas de sal de Poza de la Sal, Burgos. Raíces de Castilla

¿Qué ver en Poza de la Sal?

El recorrido por este municipio burgalés, que junto con la localidad de Frías y la de Villa de Oña forman la mancomunidad de Raices de Castilla, debe comenzar por el Castillo de los Rojas, construido en el siglo XIV, en cuya ladera oriental, antes de llegar a la fortaleza, se encuentran las ruinas del Palacio de los Marqueses de Poza

Castillo de Rojas en el municipio burgalés de Poza de la Sal.

Castillo de Rojas en el municipio burgalés de Poza de la Sal.

Además del castillo, si visitas Poza de la Sal, debes acudir a sus murallas, ubicadas en la parte baja del pueblo. Como curiosidad, a pocos metros está el Templete de la Música, un rincón muy característico y relevante para el municipio, pues es el pueblo más pequeño de Europa que tiene banda de música. De hecho, cada año se celebra en Poza de la Sal el Festival Nacional de Charanga.

Si seguimos caminando, nos encontramos con la plaza Nueva y el casco antiguo, del que forma parte la Puerta del Conjugadero, un arco que forma parte de la muralla y que recibe este nombre porque antaño era desde donde se lanzaba el tentenublo, un conjuro para alejar la lluvia que, como todo el mundo sabe, no es amiga de la sal. 

Caminar por sus calles empedradas es una maravilla pero, si te gustan las curiosidades, aquí va otra: en Poza de la Sal "no miran el calendario", sino su castaño, de manera que cuando cae la última hoja dan por iniciado el invierno.

Te recomendamos también que visites la Iglesia de San Cosme y San Damián, cuyo origen data del siglo XIV y es de un inconfundible estilo gótico. En ella se aprecia el poderío que tenía la casa de los Rojas, por ejemplo en las cinco estrellas características del símbolo de la familia que aparecen en las columnas. 

 Interior de la Iglesia de San Cosme y San Damián en Poza de la Sal, Burgos. Raíces de Castilla

Interior de la Iglesia de San Cosme y San Damián en Poza de la Sal, Burgos. Raíces de Castilla

Homenaje a los trabajadores de la sal

En la localidad hay una estatua que homenajea a quienes trabajaban para extraer la sal y en ella se explica en qué consistía el complejo mecanismo. Este pasaba por aprovecha el desnivel del terreno para excavar pozos mediante galerías subterráneas, de manera que por el espacio más elevado se introducía agua dulce, consiguiendo disolver la sal y convirtiéndola en salmuera, que en verano se dejaba en las eras, quedando así la sal de fondo.

Además de espacios donde honran al proceso, los trabajadores y los comerciantes, el municipio al completo es una oda a la vida en los pueblos, siendo otra prueba de ello son los lavaderos o la Fuente Vieja. Una infraestructura del siglo XVIII que los habitantes de la época utilizaban para aprovechar el agua de los ríos para sus labores cotidianas.

En definitiva, el municipio burgalés de Poza de la Sal se presenta como un destino perfecto para hacer una escapada de fin de semana, sobre todo si eres un apasionado de la arquitectura medieval, la naturaleza y las curiosidades que envuelven a los pequeños pueblos de España.