Una experiencia única y que no dejará indiferente a nadie. Si estás pensando en hacer el Camino de Santiago, no dudes más y lánzate, pero, dependiendo de tu forma física y de tus dotes haciendo senderismo, la travesía puede ser más o menos sencilla.

Parajes idílicos, vistas de postal y una experiencia personal en la que disfrutar, solo o acompañado, de la naturaleza y tus pensamientos. Sin embargo, muchos, antes de atreverse a realizarlo, se preocupan por los kilómetros, si están o no preparados, los preparativos y la duda de si serán capaces o no de conseguir completarlo.

Por eso, desde ElPlural.com os traemos una serie de recomendaciones sencillas y útiles antes de ponerte en marcha. Próximo destino, la plaza de Obradoiro y la catedral de Santiago. Pero antes de besar el suelo, vayamos por partes.

Preparación física

Casi nadie de nosotros acostumbra a caminar decenas de kilómetros diarios, pero con una buena planificación podemos realizarlo. Desde ElPlural.com os recomendamos que empecéis a prepararos con unos cuantos meses de antelación.

Es importante salir a caminar asiduamente, ir estirando las piernas, cogiendo ritmo y desempolvar las piernas. Lo mejor es hacer una serie de caminatas cortas por terrenos no demasiado escarpados para empezar, e ir subiendo la intensidad a medida que la fecha se acerque.

La mochila

Es importante que la mochila no baile. Son muchos kilómetros y ha de convertirse en un elemento más del cuerpo, estando lo más sujeta posible para no hacer todavía más complicado el trayecto. Por ello, una mochila con sujeción en la cintura sería ideal.

Cuidado con el peso. No debería pasar del 10% de nuestro peso total, ya que la espalda se cargaría demasiado y tendríamos riesgo de lesión.

Los mejores consejos para hacer el Camino de Santiago

La mejor época del año

La mejor época es la que tengamos libre. ¿O no? De nada sirve que os expliquemos que la primavera o el principio del otoño son idílicas si no acompaña con el tiempo libre. Estas dos fechas mencionadas previamente son elegidas por muchos peregrinos. Ya que las temperaturas no son abusivas y la estampa es inmejorable.

Especialmente cuidadosos con la planificación debemos ser si aprovechamos unas vacaciones en invierno para hacer la travesía, ya que muchos albergues cierran sus puertas y deberemos planificar mejor nuestras etapas.

Ojito con el calzado

Las ampollas son un auténtico quebradero de cabeza para aquellos que se atreven por primera vez a realizar el Camino de Santiago. Muchos kilómetros, terrenos inestables y días de caminata que provocan rozaduras que pueden convertirse en la peor pesadilla de los montañeros.

Por ello, es importante escoger un buen calzado. Lo mejor, sobre todo en los meses de más frío, es utilizar unas buenas botas de montaña que se ajusten al pie y al tobillo (minimizarán el riesgo de esguinces).

Si hace demasiado calor, podemos optar por unas deportivas específicas para senderismo que pesen poco y sean cómodas.

Una peregrina en pleno Camino de Santiago

Alimentación e hidratación

Lo primero es planificar las etapas en función de nuestras aptitudes físicas. Más vale ir con cautela, a un ritmo que controlemos, a querer llegar más rápida y sufrir problemas de salud. Es importante cuidar los pies, refrescarlos y evitar cualquier inconveniente en este sentido.

La alimentación y la hidratación son claves. Todo debe estar medido, ya que si la ingesta de nutrientes no es acorde al esfuerzo realizado podemos incurrir en un grave riesgo. Azúcar para evitar bajones de tensión y agua para saciar la sed. ¡Nunca pueden faltar en la mochila!