Si ya tienes organizado el verano seguramente estés pensando en ir a algún sitio de playa, turismo... etc; pero siempre puedes hacer un alto en el camino. Al fin y al cabo, para eso están las vacaciones. Una buena manera de pasar un día diferente es visitando cuevas. Sin duda, estos lugares subterráneos enriquecen muchísimo los paisajes de nuestro país, por lo que pueden ser ideales para visitarlos durante los próximos meses. Si te es imposible, no te preocupes, ¡que tienes todo el año para hacerlo!
Cuevas de Altamira (Cantabria)
Seguro que has oido hablar de las cuevas de Altamira pero, ¿has estado en ellas? Nombradas en 1986 Patrimonio de la Humanidad por UNESCO, contienen unas de las pinturas rupestres más antiguas que se han encontrado. Desde su descubrimiento en 1879 y con el fin de evitar du deterioro, se determinó prohibir las visitas. No obstante, dispones de una réplica exactamente igual justo al lado.
Jameos del Agua (Lanzarote)
La primera parte de este espacio fue creada tras la erupción del volcán Corona, mientras que la segunda se originó a partir de la erosión del agua. De ahí su nombre. Esta cueva cuenta con agua cristalina y una gama de colores a la que el pintor César Manrique aportó su granito de arena. A ello hay que añadirle el puente de la Atlántida, los helechos que cubren parte de la roca o los cangrejos ciegos que habitan la zona. El resultado, una instantánea muy difícil de igualar.
Cuevas del Drach (Mallorca)
Fueron halladas en la Edad Media, aunque se descubrieron en su totalidad a partir del siglo XIX. Su lago turquesa y su agua clara hacen las delicias de quienes la visitan. A 25 metros de profundidad se encuentran las estalactitas, situadas a través de los más de 1200 metros que ocupa la cueva. Se puede acceder prácticamente a todos los lugares que la forman por unas escaleras que se construyeron para que los turistas pudieran visitarlas.
Cuevas de Nerja (Málaga)
Descubierta por unos vecinos en 1959, seguro no esperaban que estas cuevas fueran a despertar tanto interés. Sin embargo, en la actualidad es una de las joyas del municipio malagueño. Situadas a 158 metros sobre el nivel del mar, fueron declaradas Bien de Interés Cultural por sus pinturas rupestres, que datan del Paleolítico superior y que se encuentran en una zona separada y cerrada al público.
Gruta de las Maraillas (Huelva)
Se barajan dos teorías distintas acerca de su descubrimiento. Una dice que fue un pastor quien la encontró por casualidad mientras buscaba una res y la otra sostiene que se halló por la mina que había en ella. En cualquier caso, su recorrido de más de 1.200 metros se convirtió en la primera cueva visitable de España. En ella pasarás por diferentes estalactitas, estalagmitas, columnas, gours y coladas, además de ríos subterráneos.
Coves de Sant Josep (Castellón)
El lago de su interior es el más navegable de Europa. Además, este rincón situado cerca del Mediterráneo contiene pinturas del Paleolítico, así como una bonita historia a sus espaldas, pues las continuas investigaciones han permitido saber que fueron exploradas por los íberos y los romanos.
Hasta los años 50 no fue fácilmente visitable debido a las constantes subidas del nivel del mar. Para hacer la excursión segura, los espeleólogos elaboraron un mapa del lugar. Previamente se puso una barca en su interior para evitar que nadie muriese ahogado, ya que los vecinos tenían la extraña costumbre de adentrarse en ella y apostar a ver quién llegaba más lejos.
Cerro del Águila (Ávila)
Muy cerca de Madrid se encuentran las cuevas del cerro del Águila. De un kilómetro de recorrido, los abulenses deben su hallazgo a cuatro jóvenes que en los años 60 se adentraron en su interior al percatarse de que salía vapor del suelo. Desde entonces están abiertas al público y son casi de obligada visita si acudes a la ciudad de la Muralla y a la capital de provincia a más altura de España.
Cueva de los Enebralejos (Segovia)
También en Castilla y León, pero esta vez en Segovia y a tan solo una hora de Madrid se encuentra esta imponente cueva, la más larga del Sistema Central. De ella se desprenden varias historias. Por ejemplo, se dice que sirvió de refugio a los judíos durante el reinado de los Reyes Católicos. Si retrocedemos más en el tiempo los sucesivos descubrimientos han demostrado que fue utilizada como necrópolis durante la Edad de Bronce.
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