El empeño de Feijóo y del Partido Popular en evitar el debate sobre los asuntos importantes para nuestro país no ha impedido que la agenda política electoral aborde cuestiones como el crecimiento del empleo, la reducción del paro o el incremento de afiliados a la Seguridad Social. Tampoco impide hablar de las medidas del Gobierno socialista presidido por Pedro Sánchez durante el último lustro para consolidar el “escudo social” con el que dar prioridad a las demandas ciudadanas derivadas de la crisis sanitaria, social y económica de la pandemia del Covid o de la guerra de Putin en Ucrania. O de la política de apoyo a colectivos tan importantes como los pensionistas, la subida del Salario Mínimo Interprofesional o la puesta en marcha del Ingreso Mínimo Vital que ya da respuesta a cientos de miles de personas en riesgo de exclusión social.

Pedro Sánchez ha sido el presidente del Gobierno al que le ha tocado vivir los momentos más difíciles de la Democracia española dando respuesta a las necesidades de las clases medias y trabajadoras. Eso que la derecha llama despectivamente “sanchismo” es un orgullo para la historia del socialismo democrático de nuestro país, porque los gobiernos del PSOE durante los últimos cinco años son un modelo social y económico en la Unión Europea, por mucho que la derecha extrema del PP y de Feijóo y la extrema derecha de Vox, la misma empresa, intenten denostar.

Las derechas de España, extremas, herencia del franquismo, han resucitado todos esos mantras que forman parte del pasado: ETA, el independentismo, el separatismo y la confrontación entre territorios. Muchos ciudadanos me dicen que es muy triste que se valoren más esos temas del pasado que la brillante gestión económica, laboral y social del Gobierno que preside Pedro Sánchez.

Ni Feijóo ni el Partido Popular se atreven a debatir con Pedro Sánchez de economía, de empleo, de política social, de sanidad pública, de educación, de becas, de pensiones, de cambio climático o de energías renovables. Ellos están más especializados en hablar de corrupción, de robar el dinero público, de recortes de servicios ciudadanos o de apoyar a los ricos y a los más poderosos, a los jefes de los bancos y de las compañías energéticas, por citar dos ejemplos.

Feijóo está más cómodo en el barco del narco amigo manipulando demagógicamente, inventando “fake news” sobre el mismo avión que Aznar utilizó para mentir en las Azores o a hacer el ridículo con su “gringo” acento en los Estados Unidos. Que sepamos, ni Aznar ni Rajoy viajaban en un Seat 127, en un Renault Súper 5 o en patera para asistir a sus viajes oficiales. Seguramente que no. Por cierto, Feijóo no ha pedido perdón nunca por esos días de sol y playa en el barco del narco. Las madres, los padres, las familias y los amigos de quienes han sufrido directamente los efectos devastadores de las drogas sabrán valorar el papel de Feijóo con su amigo narcotraficante.

También sabrán valorar padres, madres, hijos y familiares las palabras indecentes de Feijóo justificando la violencia de género, el maltrato y los asesinatos de mujeres en eso que él denomina “divorcios duros”. Infamia. Todo este no-debate vacío del PP, en consonancia con sus socios de la ultraderecha, me motiva para poner encima de la mesa otros asuntos de gran relevancia para el conjunto de nuestro país, España, pero, sobre todo, para el interés del planeta Tierra, en el que vivimos.

Porque el Partido Popular, Feijóo y Vox han excluido de su agenda un hecho tan relevante como el cambio climático y la transición energética para frenar la devastación del mundo. El primer ejemplo de lo que les importa es la sobre explotación de los acuíferos de Doñana por un gobierno del PP. O la supresión de medidas adoptadas por gobiernos municipales y autonómicos para frenar el deterioro de nuestro planeta.

Quiero poner en valor que los gobiernos presididos por Pedro Sánchez durante el último lustro han sido los primeros en adoptar medidas reales para frenar el cambio climático a través de la vicepresidencia ministerial para la Transición Energética. Así en febrero de 2019, como señala el Miteco, el Gobierno presentó en Consejo de Ministros el Marco Estratégico de Energía y Clima, la herramienta clave para lograr el objetivo fundamental de la descarbonización de nuestra economía, mediante el que se dota de un marco normativo y jurídico a todas las medidas que ya se están poniendo en marcha, aporta certidumbre a las inversiones y nos compromete con el desarrollo de los territorios que puedan verse afectados por el proceso de transición energética.

Y de ese acuerdo, como también subraya el Miteco, han surgido la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, marco normativo e institucional para facilitar la progresiva adecuación de nuestra realidad a las exigencias que regulan la acción climática, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030, documento estratégico que define los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, de penetración de energías renovables y de eficiencia energética y la Estrategia de Transición Justa, instrumento que permite la identificación y adopción de medidas que garanticen a trabajadores y territorios afectados la transición hacia una economía baja en carbono, un tratamiento equitativo y solidario, con el objetivo de que no se produzcan impactos negativos sobre el empleo ni la despoblación.

El debate sobre el futuro de nuestro planeta y las medidas que está adoptando el Gobierno presidido por Pedro Sánchez es fundamental. Porque estamos hablando del futuro de nuestros hijos. También quiero poner en valor que el Gobierno de España, como destaca el Miteco, ha adoptado medidas estructurales de carácter estratégico “al objeto de identificar los retos y las oportunidades que se nos plantean en los distintos ámbitos sectoriales y tecnológicos, proporcionando una serie de medidas destinadas a impulsar la transición energética”.

Entre ellas la Hoja de ruta del Autoconsumo, la Hoja de ruta del Hidrógeno renovable, la Hoja de ruta del Biogás, la Hoja de ruta para el desarrollo de la Eólica Marina y de las Energías del Mar en España, la Hoja de Ruta para la gestión sostenible de las Materias Primas Minerales, la Estrategia de Almacenamiento Energético, o la Estrategia nacional contra la pobreza energética, o el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), dirigido a contrarrestar el impacto de la pandemia sobre la inversión y la actividad económica mediante el empleo de los instrumentos comunitarios de financiación Next Generation EU.

Este debate es fundamental, insisto, porque estamos hablando del futuro de España, del futuro de nuestro Planeta Tierra y del futuro de nuestros hijos e hijas, de las generaciones futuras. A Feijóo le interesa más el barco del narco.

 

Antidio Fagúndez Campo

Diputado del PSOE por Zamora