Ha vuelto a pasar. Doña Cecilia ha creado escuela y ya tenemos otro caso de Ecce Homo en la ermita de Rañadorio, Asturias, pero esta vez no se ha librado ni San Pedro: el atentado artístico esta vez ha afectado a tres tallas románicas en las que aparecemos mi madre, mi abuela, yo mismo y el propio San Pedro. Y todo con el permiso del párroco, un tipo que según he leído por ahí fue suspendido "a divinis" durante tres años por meterse en política. Por esto otro yo le suspendería a perpetuidad. Es que mirad cómo nos han dejado:

¡Que mi madre parece Carmen de Mairena!

Ahora estamos como en la Segunda Guerra Mundial en color, pero en fosforito. Yo he puesto el grito en el cielo:

¿Dónde están los Abogados Cristianos cuando se les necesita?

Los colores son muy de este otro estilo, cierto:

De momento se desconoce la identidad del artista, o más bien articida, pero podría tratarse de este sujeto:

Y éste el arma del crimen:

Son malos tiempos para la estética:

¡Esto es un sindiós!