La tregua después del fallecimiento de Alfredo Pérez Rubalcaba, apenas ha durado un par de días. El fuego se ha reabierto, justamente, a cuenta del ex vicepresidente del Gobierno. De menor a mayor, se puede mencionar la columna de Bieito Rubido, director de ABC, que resta importancia a su figura y se queja de la presunta instrumentalización política hecha por el PSOE.

Subió la apuesta el catedrático Rogelio Alonso, de la Universidad Rey Juan Carlos, en el diario El Mundo, en un artículo en el que acusó a Rubalcaba de mentiroso y criticó, además, la forma en que propició, junto con otros actores, el final de la banda terrorista. Seguramente el señor Alonso lo hubiera hecho mucho mejor.

Mucho más sangrante fue la intervención de la inefable Cayetana Álvarez de Toledo, marquesa de Casa Fuerte, que atribuyó a una ficción colectiva la importancia de Rubalcaba en el final de ETA. Esta diputada del PP, le falta además al respeto, cuando aún no ha pasado una semana del deceso y se desmarca de su presidente, Pablo Casado, mucho más prudente que ella en este caso.

La obsesión de negar la realidad por parte de la derecha ha vuelto a asomar la cara al denunciar un supuesto pacto oculto entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y los independentistas catalanes para el fallido nombramiento de Miquel Iceta como senador. ¿Cómo podía ser un acuerdo para agradar a los indepes, si ellos siempre han sido muy críticos con el dirigente socialista catalán? Algo muy distinto sería que el independentismo esperara, a cambio de conseguir que Iceta presidiera la Cámara Alta, algún tipo de beneficio para los políticos que están siendo juzgados en el Tribunal Supremo. A la vista del resultado, nada de nada.

En este de elucubraciones, no faltó la de Pablo Casado, algo mareado de ir de la derecha a la ultraderecha, para luego pretender volver al centro, donde no están ni estuvieron nunca. Durante meses denunció que Pedro Sánchez había pactado con los batasunos, por haber coincidido en alguna votación. Debía tratarse de otro pacto muy particular, porque la detención de Josu Ternera no parece ir en esa dirección. No contentos con eso, Casado y la caverna mediática han cargado contra Jesús Eguiguren, por sus afirmaciones sobre el etarra.

Manipulando sus palabras y haciendo gala de una desinformación preocupante, hacen una interpretación torticera de lo dicho por el ex dirigente socialista vasco. Desconocen, o pretenden desconocer, el concepto “héroe de la retirada”, acuñado por el poeta y ensayista alemán Hans Magnus Enzensberger, y se detienen solo en la palabra “héroe”, como si así hubiera calificado Eguiguren a Ternera. La derechona sigue jugando sucio.

Enric Sopena es Presidente Ad Meritum y fundador de ElPlural.com