Yupi era el protagonista extraterrestre de una serie televisiva infantil, origen de una frase para el lenguaje cotidiano: “Vivir en los mundos de Yupi”, que viene a ser no tener los pies en el suelo o permanecer ajeno a la realidad. Escuchando a Mariano Rajoy, ex presidente del Gobierno español, y expresidente del Partido Popular por decisión propia, describía España como ese territorio soñado en el imaginario de Rajoy.

España, venía a ser, un erial económico, social y laboral en 2011, cuando él llegó, y solo gracias al empeño y las medidas titánicas de su Gobierno se ha convertido en un país de leche y miel, en el que abundan los mejores empleos y reina la prosperidad.

Pero Rajoy  omite la verdad: no ha citado para nada cómo se han hundido en la miseria millares de familias mediante una reforma laboral, que ayudó a los empresarios; de qué manera se rescató a los bancos que previamente habían provocado  la debacle sin reclamar compensación alguna; de qué modo se han privatizado servicios esenciales como  la sanidad; cómo se obligó a la jubilación de científicos y médicos desmantelando los hospitales; cuantos miles de jóvenes tuvieron que emigrar  buscando otra forma de vida; cómo se recortó la ayuda a la dependencia, cómo se recortaron las pensiones; de qué forma se despreció el medio ambiente…

Más aún, ha olvidado que profesionales, autónomos y pequeños empresarios se vieron en la ruina; que los pensionistas tuvieron que sostener -y aun lo hacen- con sus paupérrimos ingresos, a toda la familia o de qué manera se ha propiciado el auge de la enseñanza privada y se ha desmerecido a la pública. En cuanto a cultura e investigación, el escenario es lamentable.

Por no hablar de las reformas legales que han conducido a una regresión de derechos inimaginable cuando aquí se luchó tanto por la democracia. La manipulación de TVE ha sido también escandalosa, mientras masacraba a los periodistas que no le aplaudían, como fue mi caso y el de muchos otros.

Rajoy se jactó de vencer sin negociar el terrorismo (olvidando el trabajo esencial de quienes le precedieron). Presumió también de controlar ar Cataluña con mano firme y nada dijo de cómo su Gobierno permitió con su atonía que las cosas llegaran a tales extremos

¿Y la corrupción? ¿Y los dirigentes del PP que han sido parte activa en la podredumbre? Eso es agua pasada para el censurado presidente que no puede ocultar hasta qué punto le irrita una sentencia que condena a su partido, mal que le pese, y reprocha su falta de credibilidad.

Para Rajoy Brey no es sino manipulación pura y dura contra el PP y contra él mismo, quien dice que “nunca ha hablado de ningún juez, ni va a hacerlo ahora”, abriendo claramente la veda contra los firmantes de la resolución, eximido el que presentó el voto particular.

Se mire por donde se mire, y tal y como han machacado hasta la saciedad en Génova, la culpa de todo es de Zapatero. Hasta ayer mismo.  Y lo bueno que le ocurra a Sánchez es que ya estaba elaborado previamente por su Gobierno.

Este martes al decir adiós a Rajoy se le saltaban las lágrimas. No era para menos. A partir de ahora se extiende ante él la dura realidad: ha sido desterrado del mundo de Yupi.