Éste era el último cartucho judicial que les quedaba a Javier Arenas y sus acólitos para destruir a Chaves a cuenta del caso Matsa. El tiro, sin embargo, le ha salido a Arenas por la culata. No es el líder popular andaluz precisamente un modelo de político serio, coherente y por encima de toda sospecha.

La montería
Pero no sólo Arenas ha estado muy implicado en la montería del caso Matsa para cazar judicialmente a Chaves y a los más relevantes dirigentes de la Junta de Andalucía. La prensa amarilla ha sido la que ha capitaneado este asunto sin base delictiva alguna. En la empresa multinacional Matsa (Minas de Agua Teñidas, S.A.), trabajaba en el Gabinete Jurídico la hija de Chaves, Paula, abogada en ejercicio, que fue requerida por los directivos de la empresa para preparar los informes pertinentes tras la subvención que le había concedido la Junta de Andalucía. Eso sucedió poco antes de que trabajara Paula en Matsa. La subvención se ajustaba, por lo demás y con exquisita exactitud, a la legalidad vigente. Además,  ni directa ni indirectamente nada tuvo que ver Paula con ella.

Pedro J. y Murdoch
Pero la prensa amarilla comenzó de inmediato a bombardear sin freno a Chaves y a su hija. Fueron puestos ambos en la picota y, de paso, dispararon brutalmente contra el hijo de Chaves y hermano de Paula. Los inquisidores –con Pedro J. Ramírez tan amigo del magnate Rupert Murdoch a la cabeza del pelotón amarillo mundial- atacaron con saña, torticeramente, miserablemente al ex presidente andaluz. Lo pusieron a caldo primero y a parir después. Según ciertas crónicas del periodismo amarillo, Al Capone hubiera podido parecer un angelito al lado de Chaves. Los insultos contra él resonaron, durante meses y un par de años, a través de  la bazofia que se cuece en determinadas emisoras de radio  o en ciertas televisiones o en alguna prensa convencional de la derechona o  la numerosa prensa amarilla que puebla –salvo excepciones-  Internet.

El espejo del PP
La prensa amarilla es el espejo en el que se miran no pocos dirigentes populares, incluido Rajoy, por supuesto. El caso Matsa es paradigmático. ¿A que Rajoy, el centrista, no abre la boca para pedirle disculpas a Chaves en nombre al menos de Arenas?

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM