Eran poco más de las dos y media de la madrugada del 29 de octubre de 1982 cuando entre gritos de una multitud enfervorizada de “ista, ista, ista, España es socialista” y “¡presidente, presidente!, Felipe González con voz firme y serena se dirigía a los españoles: “A estas alturas de la noche, de acuerdo con los datos que se han dado a conocer, está claro que el Partido Socialista Obrero Español ha obtenido el respaldo mayoritario del pueblo español”.

Bajo el lema “Por el cambio”, el PSOE de Felipe González y de Alfonso Guerra obtuvo más de 10 millones de votos, casi el doble de los obtenidos por la coalición democrática que encabezaba Manuel Fraga. De los 350 escaños del Congreso, 202 fueron ocupados por socialistas en aquella legislatura junto a 134 senadores.

Las elecciones generales de 1982 eran las segundas que se celebraban en España desde la promulgación de la Constitución de 1978, y marcaron el inicio de una etapa ininterrumpida de casi 14 años de gobierno liderados por Felipe González.

No fueron años fáciles, había que afianzar la democracia tras el intento de golpe de estado de febrero de 1981, modernizar nuestro país tras los 40 años de dictadura franquista e ingresar en Europa, una aspiración que se vio satisfecha el 12 de junio de 1985 con la firma del Tratado de Adhesión en Madrid y su entrada en vigor el 1 de enero de 1986.

Pero aquellas elecciones de 1982 representaron un cambio profundo para nuestro país, fue una explosión de autoestima colectiva y un paso firme de la España de blanco y negro antidemocrática a la España en color de la modernidad.

Como ha dicho el presidente Pedro Sánchez durante la inauguración de la exposición “40 años de democracia, 40 años de progreso”, hay que reivindicar la importancia para cambiar la vida de la gente y eso es lo que han hecho siempre los Gobiernos socialistas.

La intención del PSOE ha sido siempre la de dotar a España de un auténtico Estado del bienestar. Proteger y avanzar, porque la protección del mañana son los avances que podemos hacer en el presente.

Todos los grandes avances sociales de nuestro país llevan la firma de un presidente socialista: la universalización de la sanidad, de la educación, del sistema de pensiones, la Ley de Dependencia o el Ingreso Mínimo Vital.

La renta per cápita de España en 1982 era de 4.576 dólares y hoy es 23.693 euros, mientras que la esperanza de vida ha subido a los 72 años a los 83,6 actuales.

Si la bandera de Felipe González fue la defensa de los intereses de los trabajadores, la de Zapatero fue la del feminismo y la igualdad y la de Pedro Sánchez la de que “nadie se quede atrás” y la del ecologismo.

Los socialistas ven oportunidades donde otros ven amenazas, como en la transición ecológica o la digital. No nos asustan los retos ni los desafíos. Ni nacimos para decirle a cada cual lo que quiere oír.

Tras un pandemia, un volcán y ahora una guerra a las puertas de Europa el presidente Pedro Sánchez ha liderado el discurso de los fondos europeos y ahora el del futuro energético en Europa; lidera el crecimiento económico en la Unión Europea y alcanza cifras históricas de creación de empleo en nuestro país.

Vivimos unos momentos con muchas incertidumbres, pero con una certeza, la de gobernar sin olvidar nuestros valores y principios: los de la libertad, la igualdad y la justicia social.

Hoy, 40 años después, el PSOE mira aquella victoria de 1982 con un enorme orgullo por todo lo conseguido, por todo lo que ha hecho de España un país más moderno, próspero e igualitario. Y nos refuerza para seguir trabajando por el mejor futuro para nuestro país.

Miguel Ángel Heredia Díaz
Portavoz de Hacienda, Portavoz Adjunto de la Dirección del Grupo Socialista del Senado y Senador por Málaga