Hacer visible la pobreza, hoy invisible a ojos de muchos, de nuestro colectivo es fundamental para acometer políticas sociales que le den solución. Hoy en España hay se perciben más de 9 millones de pensiones, en concreto según datos del Instituto nacional de la Seguridad Social, al cierre de mayo de 2021, la cifra se acerca a los 10 millones, en concreto 9.836.115.

Si hablamos de pensiones de jubilación según el propio Instituto, en el cierre de mayo de este ejercicio el número de las mismas sería de 6.184.412, el resto de pensiones pertenecería a diferentes clases, viudedad, orfandad…

Diferentes organismos consideran que una persona se encuentra en pobreza severa cuando percibe 16€ diarios o menos, es decir 486€ al mes, la pobreza relativa se considera cuando esta persona percibe 24€ diarios o su equivalente mensual en este caso 730€. El umbral de pobreza se encuentra en el entorno de los 1.000€ mensuales.

Oxfam viene alertando desde hace tiempo sobre el impacto de la covid-19 en España, aseverando que podría dejar a un millón de personas más por debajo de la línea de pobreza, de los cuales 790.000 se encontrarían en situación de pobreza severa, hasta alcanzar los 10,9 millones de personas, con lo que el efecto de este golpe nos llevaría a niveles de pobreza inéditos. 

Esta advertencia viene recogida en su informe anual sobre desigualdad que ha publicado con motivo de la celebración del Foro de Davos, en el que subraya que con la crisis sin precedentes generada por la pandemia el total de personas en situación de pobreza severa, podría alcanzar los 5,1 millones.

Si nos ceñimos a nuestro colectivo, las personas mayores los datos son terriblemente preocupantes, el 17,32% de las pensiones, teniendo en cuenta todas las clases de las mismas, se encuentran por debajo de la pobreza severa o extrema, un 50,35% de las pensiones, están por debajo de los parámetros de la pobreza relativa y el 62,89% del total de las pensiones se encuentran en el umbral de pobreza.

Siempre hay algunos que mantienen la teoría, maliciosa, de que en España las pensiones de jubilación públicas son muy elevadas y constantemente nos remiten a la pensión media que se percibe por parte de los pensionistas y esta se fija en más de 1.000€ mensuales, la realidad es otra bien distinta, el 11,94% de las pensiones se encuentran por debajo de la pobreza extrema percibiendo menos de 486€ mensuales, el 40,39% están en una situación de pobreza relativa, perciben menos de 730€ mensuales y el 53,76% se encontrarían en el umbral de la pobreza es decir percibiendo menos de 1.000€ mensuales, esta es la realidad: 3.305.810 personas mayores se encuentran percibiendo pensiones miserables, viven, malviven es más adecuado a su realidad, en la más absoluta de las pobrezas.

Por lo tanto nuestra primera preocupación es exigir, no una pensión de 1.080, 1.100, 1.300€ o cualquier otra cantidad, exigimos que ninguna pensión puede estar por debajo del considerado en cada momento umbral de la pobreza, y es justo exigir este concepto, ya que el umbral de la pobreza no es una cuantía fija, es una cuantía dinámica, que se fija calculando el 60% de la mediana salarial del país, por tanto exigir una cuantía fija puede significar, si aumenta el salario mediano, quedar una vez más por debajo del umbral de pobreza, es decir continuar viviendo en la más absoluta de las miserias. Esta es la mísera realidad de nuestro colectivo y para su resolución exigimos propuestas sociales, es necesario introducir estos elementos en la negociación de políticas sociales y alcanzar consensos amplios entre todos los actores políticos, sindicales y sociales que resuelvan definitivamente el problema. Nuestra agenda política requiere de una mayor visibilidad.

Esta cuestión, luchar contra la pobreza y las desigualdades sociales, dentro de esta lucha sin cuartel contra la pobreza es necesario acabar definitivamente con la brecha de género salarial que empobrece más aún si cabe a las mujeres de nuestro colectivo, es necesario reivindicar la igualdad entre mujeres y hombres, estas son sin duda las centralidades de nuestra razón de ser, alcanzar la suficiencia económica es básico en nuestro colectivo, como elemento determinante para normalizar definitivamente las necesidades vitales de los mayores.

La brecha digital, la energética, el maltrato, la violencia de género o la soledad no deseada, acceder a la utilización de los medicamentos prescritos para nuestras enfermedades con absoluta normalidad, los alquileres, las listas de espera de la dependencia… Son cuestiones que muchas de ellas quedarían fuera de nuestras reivindicaciones si se profundizara, en vez de acelerar su voladura, en la defensa del Estado de Bienestar.

Anatolio Diez Merino

Secretario General de la UJP-UGT