La COVID-19 nos ha traído 27.135 víctimas, según datos del Ministerio de Sanidad. En estas semanas hemos oído la comparación con una situación de guerra. Afortunadamente las infraestructuras están intactas, y los meses en la bolsa han sido buenos. Con la situación de la nueva normalidad, que en realidad han sido cinco las fases que hemos vivido, se retoma actividad y con ello los vuelos nacionales e internacionales.

El decreto de nueva normalidad será la norma de tránsito que regule la vida de los españoles, hasta que finalice la emergencia sanitaria, y con ello, la devolución de competencias de la autoridad delegada del ministro de sanidad, a las Comunidades Autónomas. La votación en el Congreso finalizó con 265 votos a favor de los 350 diputados y diputadas. La norma insiste en las medidas de higiene, pruebas médicas, distancia personal y mascarillas como elemento indispensable.

Con la nueva normalidad es previsible el tránsito aéreo, y con ello la previsión de hacer programas piloto en aeropuerto conforma a determinados protocolos. Las operaciones de vuelo no se diseñaron para estar en tierra, por lo que la experiencia del vuelo será muy diferente a lo que estábamos acostumbrados. Se reducirá el contacto físico, por ello ahora más que nunca debemos tener en cuenta la recomendación de llegar al aeropuerto dos horas antes si es un vuelo nacional, 3 horas si es internacional, y a su vez, habrá mayor presencia tecnológica en la gestión de los viajes, como por ejemplo en el check-in online. Y será obligatorio el uso del tapabocas, en todo momento, realizando el abordaje en pequeños grupos. La compañía deberá detectar cualquier alerta de la Covid entre la tripulación, lo que puede suponer el retraso del vuelo, e incluso que el grupo se quede en tierra.

Aunque en la fase de nueva normalidad estamos infinitamente mejor que en la antigua fase cero, no nos confiemos, la vacuna aún está por llegar.